miércoles, 1 de octubre de 2008

A VUELTAS CON LA CRISIS (I)



Desde hace bastantes días venimos oyendo propuestas, análisis y diagnósticos más o menos ocurrentes sobre la tan traída y llevada crisis, recesión o (para algunos) desaceleración, aunque a estas alturas me parecería un sarcasmo seguir abundando en lo de desaceleración, viendo lo que está cayendo.

No digo nada nuevo al afirmar que esta crisis (vamos a llamar a las cosas por su nombre) tiene una trascendencia muy superior a las que hemos venido padeciendo en los últimos decenios.

Todas las crisis tienen rasgos comunes a pesar de que los desencadenantes son en cada caso, de etiología diversa. Lo que no cambia sin embargo, es el sujeto paciente de esta crisis y en definitiva, el último eslabón de la cadena que será sin duda quien en definitiva va a pagar por activa y por pasiva los peores efectos de la crisis.

Sin el menor sonrojo, no ha faltado quienes han pedido de inmediato, moderación salarial, congelación de salarios, eliminación de cláusulas de revisión, así como flexibilización del mercado de trabajo. Aprovechando que el río Pisuerga pasa por Valladolid, se quiere dar a entender que son los salarios uno de los factores que provocan la crisis o bien que coadyuvan a su empeoramiento.

Ninguno de estos voceros de la patronal hace la más mínima autocrítica sobre la vorágine especulativa del sector inmobiliario que nos ha castigado durante los últimos tiempos, ninguno de estos empresarios ha levantado la voz poniendo en entredicho este desmesurado afán de ganar más y más con unos márgenes abusivos en la venta de los pisos.

Piden (algunos) que se abra un paréntesis en la economía de mercado. No sé lo que quieren decir exactamente con esta afirmación.

La falta de reglas y normas de este capitalismo anfetamínico nos ha llevado al punto en el que estamos: Intereses al alza, viviendas sin vender e hipotecas que no se pueden pagar; todo ello en un escenario en el que el paro no para de ganar enteros.

No creo a los que se atreven a decir que hay un antes y un después de esta crisis, o dicho de otra manera, que nada volverá a ser igual.

Está en la propia naturaleza de este sistema la generación de desigualdades, la promoción de la pobreza de unos muchos para el enriquecimiento exagerado de unos pocos.

¿Alguien cree que el capitalismo se dotará de normas y reglas para no volver a las andadas?, sinceramente no lo creo. Cuando se hayan repuesto del susto y las arcas públicas (con el dinero de todos) llenen los agujeros, volverán a lo de siempre y si no, al tiempo.

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