lunes, 13 de abril de 2009

EUSKADI DESPUÉS DEL PACTO



Por primera vez en muchísimos años el PNV va a celebrar el Aberri Eguna desde la oposición demostrando una vez más que a ninguna fuerza política le gusta que la apeen del poder y, menos, cuando ha estado durante tantos años detentándolo y manejando a su antojo todas las urdimbres y resortes que este hecho acompaña.

A juzgar por lo que han ido diciendo los pasados días, no llevan nada bien que el PSE-PSOE y el PP hayan tramado unos acuerdos para hacerse con el poder. Razón no les falta aunque el pacto sea legítimo y no haga chirriar ninguna ley.

Lo que si es cierto, visto siempre desde fuera de Euskadi, es que ese pacto está condenado al fracaso, que es un retroceso para la paz, y una pérdida de tiempo si tenemos en cuenta que en un periodo ce crisis hay que administrar muy bien los tiempos.

No es de recibo que PSOE y PP se hagan amigos de la noche a la mañana, soslayando todas las muchas cosas que les separan.

Desde que el PP está en la oposición no ha parado de alimentar la estrategia catastrofista para desgastar al PSOE, valiéndose de cualquier tema y ayudado incluso por la Conferencia Episcopal española.

Al PP poco le importa la gobernabilidad de Euskadi y sabe muy bien que este pacto va a fracasar y que llegado el caso van a ser ellos quienes capitalicen este fracaso, porque saben que nunca podrán por si solos gobernar en aquella comunidad, incapacitando al mismo tiempo al PSOE durante muchos años, para poder presentarse como alternativa de gobierno válida y creíble.

El PP no cree ni ha creído nunca en el estado autonómico y sólo se ha valido de este para acantonarse y hacer sus trapicheos económico-inmobiliarios. El PP es un partido profundamente autoritario y tiene la convicción democrática del marrano.

La derecha española representada por el PP tiene en sus genes el franquismo más casposo y en ningún momento ha hecho el más mínimo gesto para deshacerse de él.

Con el pacto PSOE-PP se va a recrudecer la violencia callejera y la crispación social avivada por el victimismo del PNV que no va a quedarse callado.

Siempre he creído que tanto PNV y PSOE están condenados a entenderse y que esto no suceda en estos momentos no es más que una cuestión de personas y personalismos que deberían de haber quedado apartados en nombre del entendimiento y de la voluntad de poner en valor los aspectos que creaban unidad y que la ciudadanía en su mayoría les reclamaba.

Ambas fuerzas políticas han perdido una oportunidad para demostrar que lo que dicen en sus mensajes no son sólo palabras y que los muertos realmente les importan y conseguir la paz también.

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