Algunos hablan de los del 15-M como si realmente fueran perroflautas o gilipollas, ase sí, expresando su apoyo y comprensión.
Estoy siguiendo con interés muchas de las cosas que se escriben sobre el movimiento del 15-M, algunas cosas las leo “a la transversal” como se dice ahora y que yo entiendo que es leer por encima y sin prestar demasiada atención. No voy a entrar en los motivos de que centran mi atención más o menos, esta es cosa mía que no comparto.
Lo que encuentro por todas partes son ejercicios más o menos osados de futurología que dada la pretendida solvencia de algunas plumas o bitácoras creo yo que se arriesgan mucho y aportan pocas claves o líneas que hagan pensar que este movimiento que tiene seis semanas de vida vaya a tomar tal o cual dirección.
Los partidos tiene la mosca detrás de la oreja y la capacidad de reacción oxidada de no usarla, los sindicatos mayoritarios que creen que están al margen de la quema general que quieren llevar a cabo los del movimiento, están en lo que se llama la luna de Valencia, pues no se dan cuenta que los jóvenes y menos jóvenes del 15-M les ven como una parte más de ese sistema corrupto al que quieren derribar o transformar, dependiendo de la facción que opine.
No seré quién juzgue a los del 15-M por la imagen o concepto que tienen de los sindicatos de clase, pues con demasiada frecuencia dan una imagen excesivamente pesebrista y trasnochada dando la expresión de que solo representen a los que tienen trabajo y a los trabajadores de grandes empresas.
Probablemente lo que transmiten los sindicatos no puede ser otra cosa distinta a lo que son en realidad, y eso, a la gente no le gusta o no le gusta lo que adivina o intuye pero parece ser que esto a ellos no les importa.
No creamos que los “quincemayístas” vayan a echarse en brazos de los sindicatos, -ya quisieran ellos- que están a años luz de ellos aunque tengan a ratos discursos análogos.
Los sindicatos igual que los partidos son el stablishment y no hay argumentos sólidos que puedan convencer al movimiento de lo contrario.
No se puede construir nada nuevo partiendo de posturas inmovilistas, asumiendo críticas de boca para fuera o planteando unidades o alianzas desde la posición de: “venid a nuestra casa y hagamos la unidad” o “dejadnos a nosotros ya que vosotros no sabéis”. Estamos de acuerdo en que la experiencia no es una de las virtudes que adornan al movimiento 15-M pero creo yo que a los que lucharon por la jornada de 48 horas tampoco les sobraba cuando iniciaron su lucha.
Sin duda el movimiento del 15-M tendrá que definir sus propuestas sobre la base de no renunciar a su independencia, manteniéndose al margen de la lucha partidaria y a una distancia más que prudencial si no quieren verse engullidos por la maquinaria perversa de los aparatos
Estoy siguiendo con interés muchas de las cosas que se escriben sobre el movimiento del 15-M, algunas cosas las leo “a la transversal” como se dice ahora y que yo entiendo que es leer por encima y sin prestar demasiada atención. No voy a entrar en los motivos de que centran mi atención más o menos, esta es cosa mía que no comparto.
Lo que encuentro por todas partes son ejercicios más o menos osados de futurología que dada la pretendida solvencia de algunas plumas o bitácoras creo yo que se arriesgan mucho y aportan pocas claves o líneas que hagan pensar que este movimiento que tiene seis semanas de vida vaya a tomar tal o cual dirección.
Los partidos tiene la mosca detrás de la oreja y la capacidad de reacción oxidada de no usarla, los sindicatos mayoritarios que creen que están al margen de la quema general que quieren llevar a cabo los del movimiento, están en lo que se llama la luna de Valencia, pues no se dan cuenta que los jóvenes y menos jóvenes del 15-M les ven como una parte más de ese sistema corrupto al que quieren derribar o transformar, dependiendo de la facción que opine.
No seré quién juzgue a los del 15-M por la imagen o concepto que tienen de los sindicatos de clase, pues con demasiada frecuencia dan una imagen excesivamente pesebrista y trasnochada dando la expresión de que solo representen a los que tienen trabajo y a los trabajadores de grandes empresas.
Probablemente lo que transmiten los sindicatos no puede ser otra cosa distinta a lo que son en realidad, y eso, a la gente no le gusta o no le gusta lo que adivina o intuye pero parece ser que esto a ellos no les importa.
No creamos que los “quincemayístas” vayan a echarse en brazos de los sindicatos, -ya quisieran ellos- que están a años luz de ellos aunque tengan a ratos discursos análogos.
Los sindicatos igual que los partidos son el stablishment y no hay argumentos sólidos que puedan convencer al movimiento de lo contrario.
No se puede construir nada nuevo partiendo de posturas inmovilistas, asumiendo críticas de boca para fuera o planteando unidades o alianzas desde la posición de: “venid a nuestra casa y hagamos la unidad” o “dejadnos a nosotros ya que vosotros no sabéis”. Estamos de acuerdo en que la experiencia no es una de las virtudes que adornan al movimiento 15-M pero creo yo que a los que lucharon por la jornada de 48 horas tampoco les sobraba cuando iniciaron su lucha.
Sin duda el movimiento del 15-M tendrá que definir sus propuestas sobre la base de no renunciar a su independencia, manteniéndose al margen de la lucha partidaria y a una distancia más que prudencial si no quieren verse engullidos por la maquinaria perversa de los aparatos
No hay comentarios:
Publicar un comentario