lunes, 15 de agosto de 2011

SEGUIREMOS DANDO LA LATA....


Para este pasado sábado fue convocada la manifestación contra el cierre de servicios y contra el ERO anunciado por la patronal del Hospital general de la Selva de Blanes. No discutiré si en la manifestación –que fue un éxito—había más o menos personal del que las autoridades quieren reconocer, me da igual, ese es un tema tan antiguo como manido.

Nadie discutirá –me refiero a nadie con dos dedos de frente—que esta movilización ha sido y sigue siendo un éxito sin precedentes dadas las circunstancias y la época del año en que se convocó. Lo grave de la situación que se está planteando no admite convocatorias a la carta de nadie.

La sociedad está mas que acostumbrada a los ERO, a los cierres de empresas y a todas esas situaciones que ha creado en algunos casos la mala cabeza de alguien, la mala fe o las circunstancias. Este caso es diferente. Lo que se ventila en Blanes, en Calella o en cualquier otro hospital comarcal o ambulatorio es el intento de la derecha nacionalista de acabar con el sistema de salud tal y como lo hemos conocido hasta la fecha, sin entrar en si es más o menos mejorable o en si hay que hacer pagar determinados servicios u otros deben entrar a formar parte de los que se viene dando hasta la fecha.

El problema es bien distinto y parece que muchos no quieren enterarse. Las maniobras que se están llevando a cabo desde el poder y en este caso, poder estrictamente catalán y no de Madrid, es la desaparición por la vía de la asfixia del sistema de salud. No en vano, el cínico conseller Boi Ruiz, no para de recomendar a los ciudadanos que se hagan de una mutua.

Desde arriba se aducen muchas causas con las que pretenden justificar estos recortes y pérdidas de derechos. Ninguna es verdadera al 100%. Todo se basa en falsas verdades o en grandes mentiras, como prefiramos cada uno denominarlo. La creación de grandes corporaciones sanitarias en manos de amigos políticos o lobos de la misma camada ha supuesto una detracción de fondos públicos hacia el sector privado de escaso o nulo control por parte de quienes deberían ejercer control y vigilancia sobre los fondos públicos, el continuo salto de cargos directivos del sector público a esas corporaciones no es más que una prueba de esa connivencia. ¿Quién va a poner al lobo a vigilar a las ovejas? Nadie ¿verdad? Pues todos conocemos la natural tendencia depredadora de los lobos. Aquí, en este maravilloso país, invertimos los términos y nombramos pastor al lobo y amortizamos ese el puesto de trabajo.

Habrá que estar muy pendientes de lo que dictamina la autoridad laboral en cuanto a los ERE, habrá que revisar con lupa los balances con los que las corporaciones quieren justificar los despidos. Habrá que exigir luz y taquígrafos en esos fallos y habrá que estar con un pie en la calle para defender un derecho que ha costado mucho conseguir y consolidar.

Por último, habrá que ser exigentes e inflexibles a la hora de aportar soluciones, que forzosamente deberán pasar por una amplia reforma del sistema, por la eliminación de cargos directivos e intermedios totalmente improductivos, por la desaparición de direcciones duplicadas y la reelaboración del mapa sanitario obsoleto por los cambios demográficos producidos en los últimos años y ni qué decir tiene, un replanteamiento serio de las partidas destinadas al gasto farmacéutico que no son más que el reflejo entre otras cosas, de la dependencia existente de la industria farmacéutica.