miércoles, 30 de noviembre de 2011

LADRONES AL ACECHO...



El tono y el contenido de las declaraciones de los responsables sanitarios catalanes cada día es más osado y falto de matices en cuanto a sus verdaderas intenciones e intereses.

Hemos pasado de decir que recuperaremos lo perdido cuando amaine el temporal de la crisis a decir sin ningún sonrojo que lo que hay que hacer para hacer sostenible el sistema es contratar pólizas privadas de salud.

El conseller Boi Ruiz, hombre gris donde los haya, ha accedido a este cargo con la finalidad de liquidar de una vez y por todas el sistema público de salud tal y como lo conocemos. Artur Mas fue quien le nombró y no está acusando electoralmente el desgaste de haber tomado ciertas medidas. Los suyos y los que no son los suyos le siguen. Seguramente la imagen de gobierno fuerte que transmite es bien vista por el electorado que después de vivir los siete años de tripartito quedó más que asqueada de palabrería hueca que no se materializaba en políticas concretas, con el agravante de que las políticas acertadas –que las hubo- no tuvieron trascendencia por la pésima política de comunicación de aquellos gobiernos. Pero esta es otra cuestión.

El manoseo interesado de las políticas sanitarias viene de lejos y en ese manoseo han participado todos o casi todos los colores políticos, siendo los principales partidos CiU y PSC-PSOE los que han entrado a saco y sin miramientos en las instituciones de gobierno de las instituciones sanitarias para interferir en ellas constituyéndose en verdaderos grupos de presión. Este era un bocado muy apetitoso para no fijarse en él y dejarlo solo en unas manos, había que repartir, cambiar cromos en definitiva y es lo que se ha hecho a lo largo de años sin ningún miramiento, sonrojo o la más mínima traza de escrúpulo.

Nombres como Josep Prat i Domènec, Francesc José Maria, Josep Abelló Padró, Germà Gordó Aubarell, Xavier Trias Vidal de Llobatera…. Y muchos otros que ocupando cargos de menor nivel han estado contribuyendo a lo largo de muchos años al saqueo continuo y sostenido de la sanidad pública.

La estructura jurídica y organizativa que desde el traspaso de competencias sanitarias se ha dado a la sanidad catalana ha ido encaminada precisamente a crear un marco idóneo en el que el chanchullo y el clientelismo político  así como la endogamia pudieran obtener jugosos beneficios.

Allá en los años ochenta siendo Xavier Trias el conseller de sanidad, creó el Servei Català de la Salut, (hoy CatSalut) con la función específica de ser un comprador de servicios a terceros  a través de conciertos (servicios de lavandería, catering, seguridad, limpieza y muchos otros) con la posibilidad real de hacer subcontratas, que es una forma de perder la pista y el control al dinero público. El lector puede imaginar de cuantos millones podemos estar hablando.

El número de hospitales comarcales que integran el mapa sanitario catalán (XHUP)  ha dado lugar a la creación de patronales como el Consorci Hospitalari de Catalunya i la Unió Catalana d’Hospitals en las que políticos procedentes de CiU o PSC-PSOE dirigen, creando una nueva casta de directivos procedentes de la política que no en pocas ocasiones han desembarcado en el Cat salut o el ICS a intentar “poner orden” aplicando métodos empresariales modernos en la gestión. Esto no ha hecho más que hinchar las plantillas y las nóminas.

El desembarco de esos tiburones que iban a solucionar en dos días lo que seguramente se había desarreglado a lo largo de décadas, ni qué decir tiene que lo único que han hecho es cobrar y medrar.

Así las cosas podemos llegar a la conclusión que han puesto una manada de lobos a vigilar los rebaños de ovejas, veamos…

President del Institut Català de la Salut: Josep Prat Domènec. Ingeniero naval. Procede del sector sanitario privado. Entre 1998-2003 fue director del Servei Català de la Salut. Fue director general del grupo “d’Assistència Sanitària i Social” (SAGESA). Hasta ser nombrado presidente del ICS ha sido director general de “Innova Grup d’empresses”  SAGESA forma parte de este grupo, además desde 2009 es consejero del grupo sanitario USP Hospitales (United Surgical Partners). Dado el curriculum de este personaje es más que probable que incurra en algún tipo de incompatibilidad.

Josep Abelló Padró: (PSC-PSOE) Exalcalde de Reus. Presidente del Consorci Hospitalari de Catalunya. Ha procurado siempre colocar en altos cargos del Cat Salut y del ICS a gente de su confianza procedente del SAGESA. Es el caso de Francesc José María, que fue gerente del ICS y acabó defenestrado por Marina Geli, Consellera de Salut, debido a fuertes divergencias, lo que motivó su cese fulminante a modo de ajuste de cuentas a Abelló.

Queda claro que el debilitamiento de la esencia pública del ICS ha ido progresando a lo largo de los años, infiltrándose en él personajes de lo más variopinto con una coso en común entre todos ellos. Ninguno albergaba buenas intenciones con respecto a esa institución.


En la órbita del gobierno de Mas hay gentes poco conocidas que siempre han actuado en la sombra ejerciendo de hombres de confianza de Mas como es el caso de Germà Gordó, actual secretario del gobierno y que ha sido el gerente de CDC durante la etapa que han estado fuera del poder. Hombre de larga carrera en la administración catalana que conoce los intríngulis del poder, actúa como oteador de posibles compradores de una o varias porciones del pastel ICS.

Lo que resulta más escandaloso es la falta de respeto al Parlamento, a las instituciones y a la Constitución. Es tan grande e insaciable la voracidad de estos depredadores de lo público que han olvidado las formas, los tempos y la más mínima decencia democrática. Tal falta de decoro democrático ha provocado sonrojo en el mismo Jordi Pujol que no ve con buenos ojos esta forma de desmantelar lo público, para ello, él tenía más elegancia.

martes, 22 de noviembre de 2011

QUE USTEDES LO PASEN BIEN...


Los resultados de las elecciones celebradas el domingo día 20 de noviembre han dejado descabalgados de la política retribuida a un numeroso grupo de bustos votantes medio autistas que solo y únicamente iban al Congreso de los Diputados a votar y poca cosa más. Con esta afirmación no quiero decir que las elecciones hayan propiciado una limpieza de parásitos, no, al contrario, las elecciones han sido el motor de un cambio de nombres. Se van unos para que otros ocupen su sitio. No pensemos que ha dado comienzo una etapa de regeneración democrática, todo lo contrario.

Más allá del merecido descalabro socialista, nunca un triunfo había sido tan fácil de alcanzar y el silencio en cuanto al programa, un arma tan convincente para arrasar en las urnas. Sí, se veía venir, claro pero lo que comienza mal difícilmente se enmienda. Proclamar la desaceleración económica cuando lo que hay es una tormenta especulativa que hace temblar los cimientos de la economía requiere un cuajo impresionante o una irresponsabilidad sin parangón, ver brotes verdes cuando lo que haya nuestro alrededor es una legión de personas de carne y hueso que son desahuciados de sus viviendas, aumento del paro, gentes hurgando en los cubos de la basura cuando los comercios cierran sus puertas y un largo etc. de penalidades que no hacen más que reflejar una realidad bien diferente a la que veía ZP en sus delirios.

No seré yo quien llore por el resultado socialista, en todo caso me lamentaré por las políticas que no han hecho más que asomar por Cataluña y que se van a generalizar en el resto del territorio. Estas políticas en buena medida empezaron de la mano del PSOE que rebajó el sueldo a los funcionarios, puso en marcha una regresiva reforma laboral que ha contribuido a destruir empleo y ha reformado esa joya para algunos intocable por sacrosanta que es la Constitución, todo ello  al dictado de los mercados o de la gran banca, -dígase Botín por nombrar a uno-. Todo ello sin sonrojo, sin despeinarse y con un aplomo que roza lo sobrenatural.

Lo de Cataluña sí es grave y difícil de digerir por la trascendencia que tiene. Resulta que cuanto más duro sea el “Govern dels millors” (gobiernos de los mejores, aunque la vicepresidenta Joana Ortega falsificara su currículum declarándose psicóloga cuando le faltaba un curso para terminar dicha carrera), más apoyo tiene. Resultará que hacer recortes en la sanidad, cerrando quirófanos, camas, consultas externas etc. es un signo inequívoco de determinación y buen gobierno y que por lo tanto aunque nos muramos esperando la ambulancia o una operación, debemos premiar la firme determinación de quitar a quienes menos tienen. De ahora en adelante una estampa de la Virgen de Montserrat en la cabecera de nuestra cama velará por nuestra salud física y espiritual, substituyendo unos derechos duramente batallados para ser conseguidos.

Creo que los profesionales sanitarios que llevan manifestándose desde hace meses, han equivocado su estrategia, deberían apoyar los recortes de prestaciones, abonar la postura del Conseller Ruiz y jalear su salvaje actitud neoliberal frente a un derecho como la asistencia sanitaria de calidad. Así no recortaría derechos laborales, no despediría  interinos y tampoco metería mano en los complementos ni a la paga de navidad.

Si esto es lo que los ciudadanos quieren, ahí lo tienen, pero yo no volveré jamás a manifestarme por los derechos de alguien que no los tiene en alta estima y sienta la necesidad de salvaguardar. No se puede tener la teta y la cuchara en la boca a la vez, hay que elegir y elegir comporta asumir el riesgo de equivocarse. Lo que no puede ser es que nos equivoquemos conscientemente y después le echemos la culpa a otros de las consecuencias de nuestros errores.

Para ir acabando quiero resaltar en aumento experimentado por la fuerza ICV-EU que encabeza el ex sindicalista y ahora profesor de ESADE Joan Coscubiela. Esta formación en Cataluña ha obtenido tres diputados que se sumaran al grupo de Izquierda Unida, en el que estará Gaspar Llamazares, lo cual es una garantía de buen hacer, sensatez y freno a veleidades del tipo Cumbayá a las que son tan proclives muchos dirigentes de ICV.

Quiero resaltar por segunda vez el rotundo fracaso del PSC-PSOE del que lamentablemente tardará en recuperarse en el caso de que lo haga. Esta situación en las filas del PSC-PSOE quizá hace ver espejismos a algunos dirigentes a la izquierda de esa formación, que ven en su derrota la posibilidad de combatir la propia anemia sistémica. Este análisis es un error. Los avances que se producen con voto fluctuante o prestado fruto del despecho, son efímeros y en nada contribuyen a reforzar la arquitectura ideológica propia.




martes, 15 de noviembre de 2011

REFLEXIÓN


Se acercan las elecciones y aunque tenga más que decidido lo que voy a votar o contra votar, no puedo por menos que reflexionar largo y tendido sobre las posibles o deseadas repercusiones electorales que pueda acusar la coalición nacional-derechista catalana (CiU).

Tengo la amarga impresión -y me gustaría equivocarme estrepitosamente- que esta coalición no va a acusar pérdida electoral ninguna a causa de sus políticas neoliberales que se ceban sobre las capas sociales más dependientes del estado del bienestar.

Muy a pesar de los salvajes recortes en sanidad, y aun habiendo sucedido cosas bastante desagradables que presuntamente han costado y cuestan vidas o calidad de vida de los enfermos, estos no han acusado en serio los efectos de los recortes y esto no tiene otro culpable que los propios profesionales que en todo momento no han hecho otra cosa que multiplicar sus esfuerzos para no dejar a nadie solo con sus dolencias. Me temo que los usuarios del sistema público de salud no son conscientes de la situación y prueba de ello es su ausencia o presencia poco más que testimonial en las movilizaciones llevadas a cabo por los trabajadores. Voy a omitir expresamente a los médicos ya que creo que han estado buscando en todo momento salvar su situación y para ello no han dudado en servirse de la movilización permanente de los otros estamentos. Ellos quieren hacerse una foto con el President Mas y están cerca de conseguirlo, pero mucho me temo que además de la foto recibirán un abrazo de oso que les va a quebrar todos los huesos. Uno no puede juntarse con mala gente y salir indemne y si no al tiempo.

El conjunto de la sociedad tiene una idea deformada o equívoca del personal sanitario, creen que los sanitarios gozan de unos abultados salarios y de unos privilegios poco menos que indecentes. Ignoran que la precariedad laboral es una realidad desde hace años y que los contratos basura son moneda corriente.
¿Estatuarios? Claro que los hay, han ganado su puesto salvando los obstáculos y pruebas acordadas por la ley ¿deben sentirse culpables por ello? Sinceramente creo que no. Por otra parte el porcentaje de personal estatutario está en retroceso a favor de los interinos y contratados a los que antes hice mención.

La mayoría de los que se han inhibido ante la situación creada por el govern, creen que hacía falta recortar y sin embargo no están dispuestos a sufrir ninguna merma en la calidad de la asistencia. Dan por buenos los recortes salariales ya que a ellos no les afectan y seguramente muchos de ellos atribuyen la situación actual a la escasa productividad.

El usuario no piensa nunca en el valor económico de lo que muchas veces exige (visitas forzadas a especialistas, pruebas complementarias, analíticas, medicamentos que acaban almacenados y caducados en los cajones, transporte sanitario y un largo etc.). Pedir un poco de corresponsabilización con el gasto sanitario por parte de la administración no estaría de más. No recuerdo que esto se haya ni insinuado nunca y no me extraña, pues esto si tiene coste político, sin embargo cuando más o menos subliminalmente se induce a la ciudadanía a que crea que los sanitarios son en buena parte culpables de la molicie actual, sí es rentable o por lo menos no supone un desgaste político-electoral evidente.