miércoles, 4 de marzo de 2009

LABERINTO VASCO


Estos dos caballeros desayunan callos siempre que pueden.


Las elecciones en Euskadi de este pasado domingo, han dado un vuelco a la situación política de aquella comunidad.

Ni la victoria del PSOE ha sido tan grande ni la derrota del PNV ha sido tan amarga por esperada y deseada por muchos.

La situación en Euskadi es complicada siempre, cualquier cuestión que tenga que ver con aquel país tiene elementos que añaden un plus de paroxismo e incertidumbre, pues allí dos y dos no siempre pueden sumar cuatro.

Si cierto y notable es el avance del PSOE, no veo el retroceso del PNV y su equidistancia calculada de forma muy evidente.

La disposición de Patxi López de encabezar un gobierno en minoría, puede ser fruto de un exceso de entusiasmo. No lo veo posible, ni práctico ni viable habida cuenta de la situación económica por la que atravesamos. Estas coyunturas económicas adversas con un paro galopante y una incertidumbre desmotivadora, requieren gobiernos fuertes, capaces de transmitir confianza y firmeza en su acción diaria.

No se puede abstraer el fenómeno crisis del resto de serios conflictos que vive aquella sociedad.

Al nacionalismo le tocaría apearse del poder por higiene democrática pero las urnas han dado unos resultados que hacen difícil prescindir de esa opción en las circunstancias actuales.

Los problemas referidos que afectan a la sociedad vasca en su conjunto, además del de la violencia, requieren un esfuerzo y un ejercicio de responsabilidad por parte de las principales fuerzas políticas capaces de formar gobierno, de lo contrario, harán un flaco favor a quienes les han otorgado su confianza.

Si estamos de acuerdo en que los votos dan un valor a cada fuerza política en usufructuo, ese valor o llamémosle capital de confianza, debe administrarse en favor de quienes lo otorgan, hacer lo contrario, no hace más que contribuir al alejamiento y desinterés de la ciudadanía por la política.

El nacionalismo, tiende a creerse único depositario y garante de las esencias y valores de la comunidad que gobierna, tendiendo a establecer una línea invisible pero perceptible que separa peligrosamente a unos y a otros, o dicho de otra forma, los buenos y los malos. Cuando el poder se ejerce durante demasiado tiempo, crea clientelas, familias y redes capilares en la sociedad civil que copan infinidad de instituciones de todo tipo, intentando así mantener zonas de poder y control cuando se deja de detentar el poder político.

Lo que acabo de referir, por sabido lo debería tener presente Don Patxi López en el caso de que se le ocurriera sumarse el apoyo envenenado que le ofrece el PP de Basagoiti para configurar un “gobierno constitucionalista”. Miedo me dan estos constitucionalistas casposos de pelo engominado y misa casi diaria.

Bajo mi punto de vista, no se puede prescindir en estos momentos de nacionalismo para gobernar Euskadi y la solución debería pasar por un entendimiento entre PNV y PSOE. Las demás soluciones, me parecen cuanto menos poco prácticas a efectos de gobernabilidad y no harían otra cosa que llevar al PSOE el terreno pantanoso del PP y no tardaría en verse defender posturas radicales del nacionalismo españolista más rancio.

Para que esta solución viera la luz, Ibarretxe debería aparcar sus delirios soberanistas y tomar consciencia de que con la mitad más uno no se puede llevar a término procesos secesionistas cómo los que a él le quitan el sueño, teniendo en cuenta además, que no todo el PNV estaría ni está de acuerdo con esa aventura.

De momento, ya se empiezan a ver los primeros escarceos amorosos entre PNV y PSOE, creando una tensión que más parece un flirteo previo al preludio del apareamiento; aunque todo hay que decirlo, nos harán sufrir un tiempo antes de consumar el pacto.

No hay comentarios: