viernes, 15 de mayo de 2009

DE VENTA EN FARMACIAS



Kit básico para noches locas


Se ha anunciado recientemente que las farmacias dispensarán la denominada “píldora del día después”. Esta píldora es sólo y únicamente un remedio de emergencia a utilizar cuando se han mantenido relaciones sexuales sin haber tomado las debidas precauciones anticonceptivas para evitar el embarazo.

¿Qué es la píldora del día después? Este medicamento, conocido también como píldora post-coital, es un combinado de hormonas que alteran el ciclo reproductor femenino, impidiendo la ovulación y la fertilización. Los detractores de esta forma de evitar embarazos no deseados esgrimen toda una serie de argumentos en los que se mezclan cuestiones morales con otras más o menos científicas en las que no voy a entrar por no ser este el tema que hoy me asigno.

Es curioso comprobar lo que dan de sí las palabras debidamente amañadas para intentar expresar con visos de credibilidad científica, intentando interferir en cuestiones sobre las que sólo deben decidir los interesados.

Existe un déficit importante de conocimientos e información sobre estos temas en el seno de la sociedad y no siempre es por falta de canales y vías adecuadas para obtenerla, sólo hace falta querer saber, estar mínimamente sensibilizado sobre aspectos que en ocasiones son una fuente de problemas evitables si se tiene la cabeza mínimamente en su sitio. En definida: Quien no se informa es porque no quiere. Aún teniendo en cuenta que en muchos centros de enseñanza es todavía un tema tabú tratar de estos temas.

En la actualidad la píldora post-coital se dispensa en los ambulatorios de forma gratuita. Desde el inicio de este programa orientado primordialmente a los jóvenes, ha habido anécdotas y experiencias de todo tipo, pero quiero resaltar el hecho de que en los primeros días de estar en marcha este programa de dispensación gratuito, los perfiles de edad y estrato social no era precisamente lo que podríamos llamar “gente joven”: las solicitantes
de la “píldora” eran mujeres de entre 30 y 45 años, siendo los fines de semana y festivos los días de mayor demanda.

Lo que he citado me lleva a creer que existe un elevado porcentaje de mujeres que además de no utilizar preservativo para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual (HIV, Gonorrea, lues, etc.) externalizan las consecuencias de sus malas prácticas en el Sistema Público de Salud. Dicho así puede parecer provocador, parcial e injusto; creo que no lo es, más bien al contrario. Hay que diferenciar los “accidentes” (rotura del preservativo en el caso de relaciones esporádicas o casuales) con la irresponsabilidad.

La medida de propuesta por el gobierno me parece acertada, más allá de las consideraciones sobre si invade o no competencias de las CC.AA.

Los ciudadanos debemos ir tomando conciencia de que además de que no hay de todo para todos y además sin pagar, hay que asumir las responsabilidades derivadas de nuestros actos, que el sistema público no es sostenible si además de asumir día tras día los costes de nuevas técnicas y terapias, debe hacerse cargo de los costes originados por las consecuencias de la falta de responsabilidad de algunos ciudadanos.

Si hay parné para salir a cenar y tomar cubatas en cualquier parte, lo debe de haber para pildoritas del día después o en su defecto condones.

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