jueves, 29 de octubre de 2009

CHORIZOS, MANGANTES Y SINVERGÜENZAS

Este digno y rico embutido no tiene la culpa de nada.

Son ya demasiados los casos de corrupción que afloran por todas partes. Este país no puede aguantar tanto sin que la sociedad civil sea capaz de dar una respuesta democrática a estos hechos.

Por ahora lo único que se oye es lo de siempre: Todos son iguales. La desafección a que dan lugar estos tipos de corrupción conlleva sin duda un distanciamiento de los ciudadanos hacia lo público, hacia la política y hacia los políticos. Creo yo, que este fenómeno no es juzgado de forma igual por parte de todos los segmentos sociales, sostengo que una buena parte de la mesocracia contempla estos hechos de forma un tanto compasiva de boca para adentro y con un aire de indignación al mostrar su opinión en público. Quizá no sea justo al trazar una línea divisoria tan taxativa en este asunto pero hay un dato que me hace pensar que es así y no de otra manera. Me explico: Hay un dato escalofriante sobre el fraude fiscal en España ¿quienes defraudan? supongo que los mayores defraudadores son los profesionales liberales y los que tiene fortuna que amparados en leyes hechas de acuerdo a sus necesidades pagan poquísimo y pueden desgravar hasta la gasolina de su automóvil. Se estima que el montante defraudado en España es de 75.000.000.000 millones de euros, ahí es nada! Los que deben estar rabiando son los trabajadores, los parados, los universitarios mil-euristas, los que tienen una hipoteca por pagar de una vivienda que en la actualidad no tiene el valor de cuando se compró. La doble moral con que muchas veces se critica la corrupción no hace más que robustecer el fenómeno Estas actitudes, sólo pueden entenderse y justificarse en un país de escasa formación y madurez política, en que los hábitos democráticos carecen de robustez, sin hablar del conjunto de leyes y normas que permiten que estas cosas sucedan.


Nunca la “profesión” de político había experimentado un descrédito tan grande. Al individuo que quiere estar en política se le pone de inmediato bajo sospecha y no es de extrañar que tenga que oír aquella expresión tan manida:”Algo buscará”.

Creo yo que una “profesión” como la de dedicarse a la cosa pública, más allá del color ideológico que se defienda, debe o debería gozar del respeto de las personas. No es verdad que “todos” son iguales. Los corruptos son una minoría. Los munícipes que con mayor o menor acierto intentan hacer políticas para la ciudadanía que contribuyan a mejorar su calidad de vida, son la inmensa mayoría y, repito los aciertos y fallos son otra cuestión. Lo importante es la transparencia y en buen hacer.

Aquí en Catalunya donde nunca pasa nada, hemos visto en poco tiempo como salían a la luz los casos Millet y compañía, veíamos como CiU salía en los papeles como receptora de fuertes sumas a través de la Fundación Trías Fargas, receptora de donaciones por parte de la fundación que presidía el bueno de Millet, veíamos como las deudas del inefable Ángel Colom eran canceladas merced de generosas donaciones de la fundación de Millet. No sé si algún día conoceremos todos los nombres de los receptores de fondos que con tanta fluidez salían de las arcas de la caja de Millet. Me temo que habrá un provechoso intercambio de cromos que hará imposible que conozcamos toda la verdad.

Mención especial merece el trato de favor que recibe Millet por parte de la justicia, habida cuenta de la gravedad de las ”presuntas irregularidades”, con el agravante que una buena parte del dinero que recibía aquella fundación procedía de las arcas públicas. Supongo que su señoría ha tenido en cuenta ese precepto no escrito que se llama “derecho de cuna”, que queda resumido en aquella frase que reza: “Todos somos iguales pero unos más que otros”

El panorama político catalán ha visto aumentado su ya profundo embarramiento con la detención del alcalde de Santa Coloma de Gramanet junto al gerente y un concejal de aquella población. Bertomeu Muñoz del PSC es presuntamente junto a otros un delincuente de cuello blanco, que ha blanqueado capitales, ha llevado a cabo tráfico de influencias y ha defraudado al fisco. Ante este curriculum vitae es difícil no palidecer de vergüenza ajena.

No menos abultado es el curriculum de Lluís Prenafreta y Macià Alavedra, antiguos altos cargos de CiU y de sus gobiernos. Sus nombres han ido siempre ligados a Jordi Pujol y al sector “negocios” de su partido. No es la primera vez que ambos se sientan en el banquillo de los acusados o están bajo sospecha por asuntos turbios.

El juez Baltasar Garzón que es quien dirige las investigaciones, deberá hilar muy fino y sortear presiones y críticas que no le van a faltar. Que nadie se extrañe si oye decir que Garzón tiene motivaciones políticas o ideológicas para actuar con dureza contra esa gente. Esperemos que no le tiemble el pulso y sea capaz (que lo es) de mandar a la cárcel a quien lo merezca.

El daño moral que se ha infringido sobre una buena parte de la sociedad, costará de reparar y la única manera de hacerlo es reaccionando con serenidad pero con contundencia. A esta sociedad a la que le faltan referentes éticos y morales no se la puede dejar al margen y en todo caso deberá ser ella misma quien por la senda democrática plantee y diga lo que quiere.

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