lunes, 9 de junio de 2008

ANTE UNA NUEVA DIRECTIVA EUROPEA.....



Este lunes el Consejo de Ministros europeo va a aprobar con toda seguridad una directiva que supone un aumento importante de la jornada laboral. Se pretende que con esta nueva directiva se puedan trabajar hasta 65 horas a la semana. La directiva contiene además otros aspectos muy regresivos para los asalariados, los profesionales médicos y los empleados por las ETT´s, que verán recortados sus derechos hasta pasados cuatro meses de contratación. En el caso de los médicos se pretende que no sean computados como tiempo trabajado el tiempo de descanso en las guardias.

Ya desde 2005 se viene discutiendo esta directiva que parece la única razón de existir de muchos gobiernos. Hasta ahora con la correlación de fuerzas existente en el Consejo no ha sido posible, sin embargo con la llegada de Silvio Berlusconi a la presidencia del Gobierno italiano, se crea una situación nueva que favorece la aprobación de esta ley y otras que en el futuro se puedan proponer con el mismo código genético conservador y antisocial.

Esta directiva comparte el mismo ADN con otras directivas como es el caso de la Wolkenstein.

Malos tiempos corren para los avances sociales. Si bien es cierto que hay países como es el caso de España que ya ha manifestado su desacuerdo con esta directiva, queda abierta la puerta para que un nuevo gobierno de cariz conservador pueda aplicar en un futuro esta nueva norma, reformando las leyes españolas para adecuarlas a la normativa europea.

Tampoco es descartable en tiempo de crisis que un gobierno de los llamados progresistas eche mano de una directiva como esta para contentar a los empresarios.

Los países que no apliquen esta directiva quedan en franca desventaja con respecto a los otros, originando una situación delicada ya que las patronales se cogerán a la directiva europea como a un clavo ardiendo.

Para algunos gobiernos es difícil establecer una relación directa entre la productividad y los tiempos de trabajo. Desde mi punto de vista, trabajar más horas no significa necesariamente producir más.

Las jornadas laborales hipertrofiadas conducen a un ritmo productivo desigual, a más accidentes y a un efecto indeseado: el trabajo simulado.

Ante esta situación creada por la inminente aprobación de esta directiva, se hace más evidente la necesidad de un sindicato europeo que sea capaz de coordinar las medidas de presión suficientes para hacer frente a esta situación que supone un retroceso importante en los logros sociales conseguidos hasta ahora.

No es ninguna broma. Mientras nos pueden caer directivas europeas que recorten derechos, fruto del acuerdo de los gobiernos europeos, los sindicatos de cada país miembro actúa solamente en clave interna de cada país.

Se hace cada día más necesario la reforma y adecuación de los órganos sindicales europeos a las necesidades reales de este momento, capaces de plantear alternativas y negociar sobre la base de los intereses comunes de los asalariados.

Así mismo, la izquierda europea debería ser capaz de saber lo que quiere ser de mayor, quitarse las legañas y ponerse a trabajar para articular un programa con nuevas ideas, fruto de la reflexión y el análisis del momento en que vivimos, que dé respuestas a los principales problemas: el mundo globalizado y el cambio climático.

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