miércoles, 15 de julio de 2009

H. GREGORIO MARAÑÓN, UNA HISTORIA, VARIAS LECTURAS (I)




Todavía consternado por la noticia de la muerte por un error profesional de la niña marroquí cuya madre murió a consecuencia de la nueva gripe, creo necesario hacer unas cuantas reflexiones que de alguna forma contribuyan a entender la génesis de este desgraciado caso y de muchos otros que seguro se producen pero que no tienen la misma repercusión mediática que este que nos ocupa.

Me atrevo a afirmar que lo que ha sucedido en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid es extrapolable a cualquier centro sanitario público de la geografía española que no ponga especial cuidado en prevenir estas situaciones; se podrá afirmar que en unos lugares más que en otros y en otros más que en unos. La nefasta política de recursos humanos, en lo que se refiere a escatimar en el capítulo de personal, llega al paroxismo por no decir a la más cínica de las desvergüenzas. Me explico. Las unidades de cuidados intensivos pediátricos en los que el número de enfermeras deberían ser de una por dos ingresados, se ha visto reducida la ratio de forma escandalosa, llegando a darse el caso de una enfermera por cinco ingresados. Dejo para la imaginación del lector las consecuencias que se pueden derivar con este tipo de situaciones de sobrecarga de trabajo permanente que recae sobre los profesionales.

Las direcciones de enfermería tienen también su cuota de responsabilidad en este estado de cosas que se viene prolongando en el tiempo y que parece que no les preocupa más allá de verse salpicadas por algún caso dramático cómo este.


A las direcciones de enfermería la gestión les ha hecho perder la profesión, o dicho de otra manera: preservar el cargo, conservar el estatus de directivo y la moqueta de los despachos les hace mirar hacia otro lado y plegarse a las presiones de las gerencias, los economistas y resto de aves para los cuales el hecho de que en un hospital haya enfermos es una anécdota. Una enfermera por el hecho de serlo no tiene capacidad para desarrollar su profesión en cualquier puesto especializado, para ello se requiere un rodaje, y trabajar durante un periodo de tiempo al lado de otro profesional que le adiestre en los saberes y prácticas del puesto de trabajo. No se puede trabajar en una unidad de quemados sin experiencia, en una unidad de hemodiálisis sin conocer los complejos aparatos, no se puede trabajar en traumatología o cirugía sin tener un rodaje previo. No se adquiere una sólida experiencia rotando por tres o cuatro servicios en un turno de siete horas cómo está sucediendo en la mayoría de hospitales públicos en la actualidad.


Estos aspectos tan básicos y elementales que cualquier persona de la calle puede entender son sistemáticamente obviados por quienes dirigen los hospitales. Lo sucedido en el Servicio de Neonatos del Hospital Gregorio Marañón es consecuencia de este estado de cosas, ya que han forzado la máquina en exceso y el resultado ha sido la muerte de un neonato que no tenía que haber muerto.


La impericia de una enfermera con contrato precario, sin experiencia y atemorizada por el miedo que le produce tener que ejercer su profesión en un entorno que le es ajeno y desconoce, le hace cometer errores como el que ha acabado con la vida del recién nacido y posiblemente con la vida profesional de esta enfermera.

2 comentarios:

Estefania Morales Magan dijo...

Con el permiso del autor voy a citar en cuatro lineas mi más sólida opinión sobre el tema.
Por desgracia para esta sociedad existe una sobrevaloración de la profesión enfermera, con esto no estoy diciendo nada de forma despectiva, ya que en ese caso estaría ofendiendo a mi trayectoria profesional. Me refiero a que si una enfermera gozará de conocimientos en todas las áreas clínicas nuestra carrera se convertería en una licenciatura de 15 años de duración; como mínimo 6 meses para aprender todas las especialidades que engloban a la práctica médica. Pero no es así. Nuestra carrera tiene una duración de 3 años (actualmente de 4) en las que el tiempo de prácticas es mínimo y donde es totalmente imposible visitar todos los servicios. Las direcciones de enfermería siguen sus protocolos basados en una teoría nefasta e inexistente en la que dan por hecho que vamos a ser capaces de trabajar en cualquier servicio, sea cual sea nuestra experiencia. Todos sabemos que las unidades de críticos son especiales y que necesitas un gran rodaje para poder dar la talla en cualquier momento. La inseguridad, el no control del medio y el desconocimiento absoluto de la dinámica de trabajo de una unidad te provoca una situación de estrés en la que es imposible tener la mente limpia y clara para poder pensar y evitar así comenter errores garrafales como ha ocurrido con el Hospital GM de Madrid. Compadezco a esta enfermera por haber cometido craso error , y aunque algunos consideren de lógica que su práctica era fácil de llevar a cabo yo creo, con mi más profunda sinceridad, que el 70% de culpa de esta fatalidad la tiene la administración.

DESPERTAFERRO dijo...

Amiga y colega: Agradezco tu comentario. Lo comparto al cien por cien.