martes, 19 de julio de 2011

VAMOS A SER UN POCO SERIOS

Marinita Geli es tan neoliberal como el calvo que tiene a su vera.
Adentrados ya en el periodo vacacional da la impresión de que solo y únicamente los trabajadores y los damnificados por los tijeretazos en las cuentas de la sanidad pública seamos quienes abramos un dilatado paréntesis hasta la vuelta de las merecidas vacaciones. Con esto quiero decir que el enemigo nunca duerme, que nos vayamos o nos quedemos poco o más bien nada van a variar los planteamientos de estos vampiros de lo público.

Con lo grave de la situación y las carreteras casi llenas de gentes en busca del aire limpio y de un poco de descanso reparador y no poco merecido, parece que el problema se aparque, que se abra un periodo de tregua.

No nos engañemos, las apariencias son engañosas y la pura y dura realidad es que muchos trabajadores de la sanidad pública no se irán de vacaciones, se quedarán en casita y asistirán a las reuniones que haga falta: Es mucho lo que está en juego.

Los consorcios que gestionan centros sanitarios y centros de primaria, no son más que negocios encubiertos por mucho que se definan como entidades sin ánimo de lucro, quieren aprovechar esta coyuntura para soltar lastre, disminuyendo plantillas y precarizando todavía más las condiciones de trabajo de todos los profesionales para incrementar más si cabe sus beneficios.

El miedo que se ha creado desde el Govern que preside Artur Mas, alienta esas pretensiones de adelgazar las plantillas de trabajadores, amparándose en la ineludible obligación de disminuir déficits presupuestarios.

Se están proponiendo ERE’s a mansalva, con unas condiciones draconianas y para crear un poco más de ambiente que propicie”la amplitud de miras” de los trabajadores, se procede a realizar despidos en importante número bajo la socorrida formula de no renovar contratos.

Me parece inadmisible proponer a los trabajadores de todos los rangos y categorías con unos emolumentos -ya de por sí bastante alejados de lo razonable--, que acepten condiciones abusivas como renunciar a una paga, a días de vacaciones y congelación salarial sin la seguridad de mantener las plantillas aunque desde la patronal se afirme lo contrario. A la hora de poner las cosas feas para que los trabajadores acepten estas patronales cuentan con el entusiasta apoyo del partido que ha ostentado hasta hace poco el poder en la Generalitat. El PSC es un firme partidario de los consorcios sanitarios, de la privatización de servicios públicos y de la externalización de todo lo que sean servicios del estado del bien estar.

En el Parlament no se les ha oído decir una palabra contra los recortes y cierre de quirófanos, camas etc. Los socialistas han gobernado la sanidad poniéndola en manos de aquella muñeca diabólica llamada Marina Geli que se caracterizó durante su particular “reinado” por abultar las plantillas de cargos, por meter a los suyos sin sacar a los que ya había, no fuera a darse el caso que a la vuelta de unas elecciones el conseller entrante le devolviera el favor.
En ningún momento he podido escuchar una propuesta novedosa, fresca y sensata que propusiera la eliminación de cargos intermedios, de cargos creados por que había que colocar a uno o una amigo de alguien. No he podido oír la voz de alguien medianamente instruido y capaz que dijera: Señores no hay dinero para todo, habrá que priorizar y me mojo: Tratamientos hormonales para el crecimiento y la infertilidad. Esto tiene un coste elevadísimo y a nadie se le dice que no. Habrá que empezar a decir no y a priorizar. Priorizando sobre las patologías graves que ponen en peligro la vida de las personas y que pueden resolverse con menos secuelas si se interviene sobre ellas de inmediato.

Racionalizar la aplicación de determinados tratamientos centralizando en uno o dos centros a lo sumo el tratamiento de ciertas patologías mediante equipos de alta tecnología y profesionales superespecializados. El elevado coste de los equipos y los materiales así como el número de profesionales hacen recomendable su ubicación estratégica en centros de referencia especializados.

Lo que en realidad está ventilándose es poner fin al sistema universal de salud tal y como lo hemos conocido hasta ahora. Lo que se pretende hacer desde el poder es compartimentar lo existente y vender su gestión al mejor postor y a un precio que le convenga al postor que por algo es íntimo amigo del que vende. Habrá servicios y prestaciones que por las características del socio-económicas de la zona dónde están ubicadas y que no son negocio por el elevado número de prestaciones y servicios de los que son tributarios, quedarán como centros propios abandonados a su suerte.

Ante este panorama creo yo –mejor dicho lo esperaba—una respuesta común con propuestas claras y concretas. Me explico: Nos encontramos ante un gravísimo conflicto social por las repercusiones que los recortes suponen sobre el empleo, estos recortes suponen de facto el fin de uno de los pilares del estado del bien estar: el sistema de salud. Aquí se cruzan dos conflictos con sus respectivas reivindicaciones que no son opuestas ni contradictorias más bien diría que son concluyentes y que deberían alimentarse la una a la otra o la otra a la una. No he visto ni por asomo a ningún dirigente sindical decir nada consistente, coherente e intelectualmente productivo y útil sobre este grave conflicto. ¿No cabía esperar una confluencia de reivindicaciones? ¿Quizá juntar las energías que afloran de la sociedad civil?

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