jueves, 13 de septiembre de 2007

SOLBES VS. VICENÇ NAVARRO



Así se pone Don Pedro al oír al Profesor Vicenç Navarro



Hoy en el periódico EL PAIS, viene un artículo de Vicenç navarro. Este catedrático de políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra. Pone el dedo en llaga de un problema candente en nuestro país: Los bajos salarios.
Vicenç Navarro además de poner las cartas boca arriba de este penoso juego, que según quién explica sus reglas es de una manera o de otra. Lo malo es que cuando lo explica el ministro Pedro Solbes, la cosa se complica, pues este juega con las cartas marcadas.
Si nos merece confianza lo que dice la OCDE, somos uno de los países más desarrollados del mundo y en el periodo 1995-2005, hemos sido el único en que los sueldos han experimentado un descenso. Mientras en el resto de los países desarrollados, los salarios aumentaban un promedio anual del 1,8% durante el periodo citado, en España los salarios descendieron una media del 0,5% en el mismo periodo.
Otro capitulo es el aumento beneficio neto de las empresas en el periodo 1999-2006 que ha sido de un 73% que representa el doble que el de la UE (33,2%).
Las cifras hablan por si solas y no es mi intención servir al respetable una pesada sopa de letras y números. He creído conveniente aportar sólo unos pocos datos para poder hacernos una idea de por dónde vamos.

Es muy preocupante lo que dice Solbes y sus expertos cuando se les ponen delante estas cifras, muestra de un importante desequilibrio y que marcan una tendencia, creo yo, más que peligrosa: El porcentaje de los sueldos bajos llega ya al 70%.
Están diciendo que los trabajadores que perciben salarios bajos, se han incorporado al mercado de trabajo procedentes del desempleo. Claro está, dicen ellos: Es mejor tener un sueldo bajo que no tener ninguno y seguir en el paro. ¿No estarán insinuando que para crear empleo hay que bajar los sueldos? Me temo yo que esto es exactamente lo que nos quieren decir. A parte de las consideraciones que puedan hacer los economistas sobre este tema, me parece vergonzoso el desparpajo con que un ministro de un Gobierno socialista se despacha sobre aspectos que escapan de ser meros números, porque afectan a las personas y a los proyectos vitales de muchos jóvenes que entran en el mercado de trabajo.
Se ha querido culpabilizar al fenómeno de la globalización de los bajos sueldos. Este fenómeno provoca la llegada masiva de productos a nuestros mercados procedentes de países con economías emergentes, obligando a los países más desarrollados a bajar los salarios para ganar competitividad. Si bien este detalle puede tener importancia, la experiencia de los países nórdicos nos demuestra que la forma de enfocar los retos que plantea la globalización es la que determina la incidencia del tal fenómeno sobre los salarios.
El profesor Navarro analiza en su artículo, la positiva repercusión que opera sobre la productividad que tanto preocupa a los empresarios y al gobierno, la regulación del mercado de trabajo por parte del gobierno. En aquellos países fuertemente intervencionistas en este aspecto, han demostrado con sus políticas que los empleos de baja calidad y escasa remuneración, son poco rentables tanto social como económicamente por su baja productividad.

La experiencia nórdica, nada sospechosa de ser de izquierda radical, pone de manifiesto que un gasto público fuerte que ponga el acento en la formación y los servicios de calidad junto a una regulación del mercedo laboral, favorece la existencia de puestos de trabajo bien remunerados, mejores índices de productividad y el grado de flexibilidad necesario.

El flemático Solbes siempre ha manifestado su satisfacción por lo controlado que tiene el gasto público. Me parece tan cínico como injusto mantener una situación de precariedad de sueldos a sabiendas de lo que tal política nos depara. El mantenimiento de estas posiciones sólo se explica si se pretende que España sea un país de camareros y albañiles –dicho sea esto con todo el respeto para estar dignas profesiones- a tenor de lo reiterado de sus avaras políticas.
He dicho alguna que otra vez en este blog que nunca ha tenido España una generación de jóvenes con unos niveles de formación tan elevados, el número de universitarios y técnicos es muy superior al que nos podíamos imaginar hace unos años.
Estos jóvenes reciben el primer bofetón o baño de realidad, cuando tienen su primera entrevista de trabajo. No es raro, mejor dicho, es habitual ofrecer sueldos de 800 euros al mes sin derechos de ningún tipo y con jornadas de 10 o 12 horas. Si esto es injusto, peor es la perspectiva que vislumbran estos debutantes en el mercado de trabajo al tomar contacto con otros jóvenes que llegaron un poco antes.
¿Qué se preguntan estos jóvenes? ¿Qué explicación encuentran a esta situación? ¿Piensan que mejorará su situación? ¿Creen que el gobierno de turno les tiene en cuenta? ¿Cuándo ganarán lo suficiente para comprar o alquilar una vivienda? Las respuestas a estos interrogantes nos las imaginamos casi todos.
Invito a esos liberales con disfraz socialista a que den respuestas a estos interrogantes y que después si son capaces de sonrojarse, digan a los jóvenes que hay que ir a votar, que la abstención les perjudica, que si ellos no deciden, otros lo harán por ellos.

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