miércoles, 24 de octubre de 2007

¡DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A MI!

Dedico esta foto con afecto a Rouco, al padre Martinez -Camino y a Espe Aguirre




Dios los cria y ellos se juntan



La derecha no se da tregua ni en víspera de la fiesta del 12 de octubre. Fiesta importante y singular donde las haya, icono principal del imaginario de las gentes, digamos, que un pelín conservadoras.


En la comida celebrada en el Palacio Real de Madrid por expresa invitación del Rey, la presidenta de la Comunidad de Madrid Doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, metió la pata hasta el corvejón. Irritó al Rey en presencia de sus invitados.


Doña Esperanza, se atrevió a pedir un trato digno para su adláter Jiménez Losantos.
Un trato humano pidió para este periodista deslenguado que hace un uso muy particular de la libertad de expresión.


Todos sabemos que desde los micrófonos de la cadena COPE, propiedad de la Conferencia Episcopal española, se alienta y promueve el enfrentamiento entre ciudadanos. Supongo que todo ello en nombre de la concordia, la caridad y el amor al prójimo.

Cada vez que un alto funcionario de esta institución es preguntado por los ataques que lanza Jiménez Losantos, estos invocan la libertad de expresión.

Estos altos funcionarios ensotanados, no cuestionan ni el mensaje ni el vocabulario de este singular periodista, bien al contrario se regodean y disfrutan. Para estos, todo vale para desprestigiar y atacar al Presidente del Gobierno, a sus ministros o a cualquier persona que no baile al son de su música.

Todos recordamos la que armaron con el Estatut de Catalunya, la Ley de matrimonios homosexuales y ahora con la Ley de la Memoria Histórica
Losantos ataca a todo el que no sea afín a las ideas que defiende el PP, no tiene reparos en atacar a las máximas instituciones del estado. Desde hace un tiempo está empeñado en que el Rey abdique a favor de su hijo.


No voy a ser yo quién defienda la institución monárquica, pero si voy a romper las lanzas que haga falta en defensa del orden democrático.
El Cardenal Rouco-Varela, tampoco tiene ningún empacho en atacar el orden democrático, embarcándose en una cruzada más propia de las que el cardenal Gomá promovió en su día.

Esa Iglesia española, tiene un largo historial de conspiración contra el poder legalmente constituido. Desde su instauración, la II República fue atacada por la Iglesia, participando y fomentando junto a la reacción en su cruzada contra cualquier idea progresista o emancipadora y, cómo no, contra el estado laico.

La iglesia ha querido mantener sus privilegios y mantener el predominio espiritual sobre el conjunto de la ciudadanía, a costa de lo que fuera. No en vano en aquél estado totalitario se identificaba ser católico con ser español. La Iglesia católica, era una religión de Estado.

Lejos de pedir perdón por su papel durante la dictadura y su participación en la represión, la Iglesia ha promovido un largo rosario de canonizaciones y beatificaciones de sus “mártires”.

La cúpula dirigente de esta iglesia ultramontana, está rabiosa. Saben que su capacidad de influir espiritualmente con su mensaje es casi nula. La sociedad actual no es la misma de hace treinta años. Los valores de esta sociedad, aún distando mucho de lo que para mi seria deseable, van en dirección opuesta a lo que preconiza la Iglesia.



La derecha española con sus aliados naturales, ha estado en tregua durante un periodo. En los primeros años de la transición, guardaron las formas, se contuvieron.
Su disconformidad con la Ley de divorcio o del aborto, no concitó tanta agresividad ni tantas movilizaciones. En aquél entonces todavía estaban en tregua.


La forma en que el Partido Popular perdió las elecciones del 14 de marzo, representó un golpe y una humillación que no ha sido todavía metabolizada. No admiten verse despojados del poder por la voluntad popular. Teniendo aquella derrota, unas connotaciones bien trágicas, fruto de las consecuencias de haber metido a España en una guerra ilegal e ilegítima, que nos puso en el punto de mira del terrorismo islámico, provocando el atentado de Atocha.

Sería ocioso recordar cómo gestionó el PP aquella tragedia y cómo mintió a la ciudadanía.


Son demasiados siglos de gobernar de forma despótica, para convertirse de la noche a la mañana en una derecha civilizada, homologable a otras de las que gobiernan o han gobernado en Europa.
Nuestra derecha carece de sentido de estado, sólo quiere el poder. Históricamente lo ha demostrado con ejemplos sobrados.

La derecha que hizo la transición, aún siendo del mismo material genético que la actual, supo estar a la altura, sabían que lo que España quería y necesitaba era un cambio, un régimen de libertades que diera la oportunidad a este país de ser gobernado en un marco que fuera la intítesis de lo que había venido siendo la España de los últimos cien años. Aparcaron temas espinosos de difícil digestión y tragaron bilis al igual que las fuerzas políticas democráticas que preconizaban la ruptura y que necesitaron grandes dosis de pragmatismo para poder dejar en el cajón aspectos que hasta el momento eran capitales en sus programas.

El clima de entendimiento y voluntad de acuerdo, posibilitó en aquellos tiempos de gran crisis económica con un paro galopante y una inflación que no se detenía, la firma de los Pactos de la Moncloa.

En la cúpula del poder eclesiástico había otras gentes, (Tarancón) y en Roma, otro Papa (PabloVI). También el panorama geopolítico era otro.
A la derecha económica no le interesaba tampoco la continuidad de aquél régimen agonizante. Sabían que el futuro era Europa y sin un régimen democrático homologable a los del entorno no había posibilidades de ingreso en lo que entonces se denominaba Mercado Común Europeo.

Lo que vino después es de todos conocido, aunque cada cuál lo interpreta cómo le conviene.

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