martes, 13 de noviembre de 2007



Doña Mª Magdalena nunca pierde su buen humor. No entiendo el motivo de tantas risas

Aún a riesgo de ser pesado, me veo en la obligación de escribir cuatro líneas para hablar de la excelsa Ministra Magdalena Álvarez. Conste que yo no quería, que lo que me pide el cuerpo, es olvidarme de esa señora, de ese paladín del buen hacer. Supongo que muchos de los afectados por el caos de Cercanías deben pensar igual que yo, y quizás alguno, cosas peores.
El hecho de retomar una vez más el tema de las obras del AVE, el problema de Cercanías y en definitiva la forma en que desde el Ministerio que dirige Doña Mª Magdalena, hace sus deberes, se debe a una noticia que he oído hoy mismo en la radio.
Parece ser que un nutrido grupo de parlamentarios del PSOE en el Parlamento de Andalucía, han salido en defensa de esa señora.
Se quejan sus señorías de lo mal que hemos tratado en Catalunya a Mª Magdalena, esa mujer que dijo que se metían con ella por ser andaluza y mujer.
Dicen los parlamentarios andaluces que incluso sus compañeros de partido en Catalunya se han metido con ella. Asimismo aducen que la trayectoria de la ministra es impecable, que ha destacado en sus actuaciones por su eficiencia.
Me pregunto si sus señorías nos quieren tomar el pelo o si viven en otro país. Claro está que con la distancia las cosas se ven de otra forma y se tiende a minimizar las desgracias que le ocurren a otros.
Mª Magdalena Álvarez se ha caracterizado por su prepotencia, su falta de tacto y su incompetencia. Ha ninguneado en repetidas ocasiones a las autoridades catalanas, representantes ordinarias del Estado en Catalunya.
En todo momento ha intentado despacharse de los problemas con huidas hacia delante, hiriendo más si cabe a los ciudadanos, provocando sus iras, alimentando ese desapego al que hizo referencia el President Montilla en su conferencia de Madrid.
En ningún momento la ministra ha tomado las medidas suficientes y necesarias para evitar la situación en la que ahora nos encontramos, entrando además en un terreno más que peligroso al insinuar que las causas de los problemas se debían a una de las compañías que ejecutan la obra (OHL). La insinuación no era ni más ni menos que la empresa ejercía boicot por unos problemas de esta con la administración, arrastrados desde la etapa de Álvarez Cascos.

José Luis Rodríguez Zapatero, no cesó a la ministra en la remodelación que llevó a cabo. Lo debe lamentar. Supongo que cesarla era tanto como admitir que los que pedían su cese, tenían razón, y no quiso admitir ese fracaso.
No quería tampoco irritar a sus compañeros andaluces, que constituyen, junto a Catalunya, la principal fuente de votos para su partido. Sin embargo parece que los votos de Catalunya valgan menos, que son despreciados o que se está muy seguro de obtenerlos.
Los actos de desagravio son más propios de las repúblicas bananeras del tipo venezolano. Estos parlamentarios andaluces se equivocan. Harían bien en pasar página, en no mover más la mierda.
Cuánto antes se callen mejor, más pronto se olvidará el fiasco que representa el paso de Mª Magdalena por el ministerio. Así podrá rehacer su cartel y sustituir al inefable Chávez cuando este se retire.

1 comentario:

manuel allue dijo...

Lo último, lo último. El PSOE está muy seguro de sus votos catalanes y de la seguridad a la prepotencia, pues ya sabes. Aunque estoy convencido de que en Ferraz lo saben pero disimulan.

Y una vez más: ¿de qué se ríe, señora ministra?