jueves, 20 de diciembre de 2007

JUSTICIA TUERTA


Javier de la Rosa, empresario ejemplar según Pujol, injustamente sentado en el banquillo


Hace unos días escuché en la radio un comentario de Josep Martí Gómez, conocido periodista que no se anda con tonterías a la hora de llamar a las cosas por su nombre.


Hecha esta breve introducción, quiero comentar el tema que aquél día ocupaba al amigo Martí Gómez. Se trata del juicio (o algo parecido) de Javier de la Rosa.

Después de dieciséis años se ha celebrado el juicio de ese magnate al que Jordi Pujol no dudó en calificar en su día como un empresario ejemplar.

Después de tanto tiempo, comentaba Martí Gómez, se celebra un juicio en el que todo, o casi todo, está amañado, (esto es lo que parece); pues la fiscalía y la defensa pactan un reconocimiento del delito y al mismo tiempo la pena.

Los ciudadanos que han seguido la noticia, deben estar algo cabreados al igual que estupefactos, ya que del dinero desaparecido nadie dice nada. ¿Dónde está la pasta? ¿Quién resarce a los accionistas que han perdido su inversión?

Al hilo de los comentarios del periodista Martí Gómez, este habló del padre de Javier de la Rosa, otro rufián que después de estafar en el Consorcio de la Zona Franca, se hizo pasar por muerto, y aquí no pasa nada.

Da la coincidencia de que uno de los abogados acusadores de de la Rosa, es Bruna de Quixano, hijo de un abogado del mismo nombre que en su día había depositado toda su confianza en el padre de Javier de la Rosa y vio cómo este le engañó y defraudó ante sus propias narices. Es lo que tienen las ironías del destino.

Me resulta incomprensible, la forma en que se da carpetazo a un asunto de tanta envergadura en el que hay tantas personas afectadas que no han encontrado una justa reparación en la justicia.


Lo peor no es que Javier de la Rosa sólo vaya a la cárcel tres años, lo más grave, a mi entender, es el precedente que se crea que no hace más que reforzar la idea de que quién tiene dinero sale siempre bien parado de sus fechorías, tengan la gravedad que tengan.

Todos hemos visto muchas veces cómo un delincuente ya rehabilitado, con familia e hijos, era requerido al cabo de años para cumplir una condena, también hemos asistido a situaciones no menos esperpénticas al ver la pena que un fiscal pedía para unos trabajadores que habían cometido el delito de formar parte de un piquete informativo. Muchas veces estos trabajadores han visto embargadas sus viviendas para hacer frente a las fuertes multas impuestas por la justicia.

La justicia no es ciega, es tuerta y con el ojo sano hace constantemente guiños a los poderosos, por delincuentes que estos sean.

Javier de la Rosa, empresario ejemplar, fue noticia hace tiempo cuando los sindicatos de la cárcel en la que estaba, denunciaron el trato especial que este recibía por parte de la consellería de Justicia y el director del centro penitenciario.

Cuando tenía que ir al juzgado para declarar, la consellería ponía un coche a su disposición para que no tuviera contacto con lo peor de la sociedad y cuando deseaba hablar por teléfono, el propio director le cedía su despacho para que hablara cómodamente.

¿Somos todos iguales ante la ley? Quién diga que sí es un cínico.
¿Quién es más peligroso para la sociedad? ¿El delincuente que roba un coche o realiza un atraco o el ladrón de guante blanco tipo Javier de la Rosa?

Ambos son peligrosos desde luego, lo que sucede es que el delincuente económico no produce estragos en la calle, sólo crea inseguridad económica y jurídica en los inversores que se ven defraudados y no pueden rescatar ni un céntimo del botín que se ha llevado el empresario ejemplar de turno.

1 comentario:

Ana Pedrero dijo...

"La justicia no es ciega, es tuerta y con el ojo sano hace constantemente guiños a los poderosos, por delincuentes que estos sean".

Suscribo tus palabras una a una. Y es muda, añado. Y su silencio sirve para blanquear los guantes impolutos de estos ladrones de alcurnia, empresarios ejemplares e ilustres huéspedes de nuestras cárceles.