miércoles, 7 de mayo de 2008

HAMBRUNA


Los principales responsables de la hambruna que azota los países pobres o en vías de desarrollo, pueden estar contentos, han hecho bien su trabajo. En una escala de o a 10, han alcanzado una nota de 12.

No hay que buscar demasiado para saber quienes están detrás de las políticas que han llevado a los países en vías de desarrollo a dar gigantescas zancadas hacia atrás, retrotrayéndose a tasas de hambre y pobreza que ya creían superados y a los que no había motivo real por el cuál se tuviera que retroceder.

Los tiburones y principales apóstoles de las políticas económicas neoconservadoras, han copado los principales puestos del Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y el Fondo Monetario Internacional. Desde estos puestos, han imprimido un carácter cada vez más proclive a expandir las doctrinas neocons en estos organismos internacionales cuyas decisiones afectan a la inmensa mayoría de la humanidad.

Paul Wolfowitz cuando era representante de los intereses norteamericanos en la Organización Mundial del Comercio, se ganó a pulso la fama de defensor implacable e impulsor de las doctrinas neocons en este organismo. Desde su puesto impulsó la apertura a los mercados de los productos agrícolas norteamericanos, defendiendo la supresión de la ayunas oficiales a los agricultores de los países en vías de desarrollo.

Con el argumento de que los agricultores debían aprender a competir logró imponer este principio, logrando asimismo, con el argumento de estabilización del mercado, suprimir el almacenamiento de excedentes.

Los excedentes de grano, servían para hacer frente a las necesidades en las épocas de escasa producción, pero con la doctrina de Wolfowitz, los excedentes servían para pagar los intereses devengados por los préstamos que estos países recibían del Banco Mundial.

El desmantelamiento del sistema de ayudas y subvenciones a los agricultores, ha provocado un empobrecimiento aún mayor de estos países damnificados por las políticas neocons, que son incapaces de producir lo necesario para satisfacer las necesidades alimentarias de sus respectivos países, debiendo comprar a los países desarrollados con agricultura subvencionada los productos agrícolas a unos precios desorbitados.

Todo esto, unido a la mayor demanda de grano para la fabricación de biocombustibles y el aumento de demanda de los países en franco despegue económico (China e India) provocan un aumento desorbitado de los precios, generando una situación dramática en los países pobres, cada vez más dependientes.

La voracidad insaciable de los especuladores, no hace más que ahondar cada vez más las diferencias y posibilidades de autoabastecimiento de los países en vías de desarrollo cuyos habitantes, están a merced de la caridad de las grandes potencias y a la corrupción de los respectivos gobiernos. No sé cuál de las dos cosas es peor.

La situación creada en estos países, va a provocar oleadas de inmigración hacia los opulentos países desarrollados, mientras tanto, estos países se las piensan en arbitrar medidas para impedir la entrada masiva de famélicos inmigrantes en busca de un futuro mejor.

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