martes, 22 de noviembre de 2011

QUE USTEDES LO PASEN BIEN...


Los resultados de las elecciones celebradas el domingo día 20 de noviembre han dejado descabalgados de la política retribuida a un numeroso grupo de bustos votantes medio autistas que solo y únicamente iban al Congreso de los Diputados a votar y poca cosa más. Con esta afirmación no quiero decir que las elecciones hayan propiciado una limpieza de parásitos, no, al contrario, las elecciones han sido el motor de un cambio de nombres. Se van unos para que otros ocupen su sitio. No pensemos que ha dado comienzo una etapa de regeneración democrática, todo lo contrario.

Más allá del merecido descalabro socialista, nunca un triunfo había sido tan fácil de alcanzar y el silencio en cuanto al programa, un arma tan convincente para arrasar en las urnas. Sí, se veía venir, claro pero lo que comienza mal difícilmente se enmienda. Proclamar la desaceleración económica cuando lo que hay es una tormenta especulativa que hace temblar los cimientos de la economía requiere un cuajo impresionante o una irresponsabilidad sin parangón, ver brotes verdes cuando lo que haya nuestro alrededor es una legión de personas de carne y hueso que son desahuciados de sus viviendas, aumento del paro, gentes hurgando en los cubos de la basura cuando los comercios cierran sus puertas y un largo etc. de penalidades que no hacen más que reflejar una realidad bien diferente a la que veía ZP en sus delirios.

No seré yo quien llore por el resultado socialista, en todo caso me lamentaré por las políticas que no han hecho más que asomar por Cataluña y que se van a generalizar en el resto del territorio. Estas políticas en buena medida empezaron de la mano del PSOE que rebajó el sueldo a los funcionarios, puso en marcha una regresiva reforma laboral que ha contribuido a destruir empleo y ha reformado esa joya para algunos intocable por sacrosanta que es la Constitución, todo ello  al dictado de los mercados o de la gran banca, -dígase Botín por nombrar a uno-. Todo ello sin sonrojo, sin despeinarse y con un aplomo que roza lo sobrenatural.

Lo de Cataluña sí es grave y difícil de digerir por la trascendencia que tiene. Resulta que cuanto más duro sea el “Govern dels millors” (gobiernos de los mejores, aunque la vicepresidenta Joana Ortega falsificara su currículum declarándose psicóloga cuando le faltaba un curso para terminar dicha carrera), más apoyo tiene. Resultará que hacer recortes en la sanidad, cerrando quirófanos, camas, consultas externas etc. es un signo inequívoco de determinación y buen gobierno y que por lo tanto aunque nos muramos esperando la ambulancia o una operación, debemos premiar la firme determinación de quitar a quienes menos tienen. De ahora en adelante una estampa de la Virgen de Montserrat en la cabecera de nuestra cama velará por nuestra salud física y espiritual, substituyendo unos derechos duramente batallados para ser conseguidos.

Creo que los profesionales sanitarios que llevan manifestándose desde hace meses, han equivocado su estrategia, deberían apoyar los recortes de prestaciones, abonar la postura del Conseller Ruiz y jalear su salvaje actitud neoliberal frente a un derecho como la asistencia sanitaria de calidad. Así no recortaría derechos laborales, no despediría  interinos y tampoco metería mano en los complementos ni a la paga de navidad.

Si esto es lo que los ciudadanos quieren, ahí lo tienen, pero yo no volveré jamás a manifestarme por los derechos de alguien que no los tiene en alta estima y sienta la necesidad de salvaguardar. No se puede tener la teta y la cuchara en la boca a la vez, hay que elegir y elegir comporta asumir el riesgo de equivocarse. Lo que no puede ser es que nos equivoquemos conscientemente y después le echemos la culpa a otros de las consecuencias de nuestros errores.

Para ir acabando quiero resaltar en aumento experimentado por la fuerza ICV-EU que encabeza el ex sindicalista y ahora profesor de ESADE Joan Coscubiela. Esta formación en Cataluña ha obtenido tres diputados que se sumaran al grupo de Izquierda Unida, en el que estará Gaspar Llamazares, lo cual es una garantía de buen hacer, sensatez y freno a veleidades del tipo Cumbayá a las que son tan proclives muchos dirigentes de ICV.

Quiero resaltar por segunda vez el rotundo fracaso del PSC-PSOE del que lamentablemente tardará en recuperarse en el caso de que lo haga. Esta situación en las filas del PSC-PSOE quizá hace ver espejismos a algunos dirigentes a la izquierda de esa formación, que ven en su derrota la posibilidad de combatir la propia anemia sistémica. Este análisis es un error. Los avances que se producen con voto fluctuante o prestado fruto del despecho, son efímeros y en nada contribuyen a reforzar la arquitectura ideológica propia.




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