martes, 6 de noviembre de 2007

EL CHAD, SARKOSY Y LA MADRE QUE LOS PARIÓ

Niños Chadianos esperando a Wuana


Sarkosy haciendo de las suyas con Gadafi

La detención en el Chad de la tripulación de un avión de la compañía Gir-Jet,
que había sido contratado por la más que polémica y cuestionada ONG l´Arche de Noé, ha puesto de nuevo a la caspa en pié de guerra, encontrando nuevos argumentos para atacar al Gobierno de España.
Vayamos por partes. España no mantiene relaciones diplomáticas con el Chad. La legación diplomática española más cercana a dónde se encontraban las azafatas y el resto de la tripulación, se encuentra en Camerún.
No es cierto que los diplomáticos españoles se inhibieran del problema de sus connacionales dejando en manos francesas la asistencia y soporte que necesitaban estos empleados de Gir-Jet.




Aunque tire de espaldas ver a Sarkosy vestido de Superman liberando azafatas y poniendo firmes al presidente chadiano, hay que precisar que Chad comparte con Francia cosas que ni de lejos la aproximan lo más mínimo a España.



El Chad, es una excolonia francesa, Francia mantiene en aquél país 3000 soldados que contribuyen a que no se maten totalmente entre ellos. El idioma que hablan los chadianos es el francés.
Habida cuenta de que Francia es un país amigo de España, cabe preguntarse: ¿quién mejor que Francia para mediar, ayudar y contribuir a la solución de este problema?



No es de recibo criticar al gobierno diciendo que el Ministro Moratinos ha estado ausente en esta crisis, que el Gobierno de España se ha lavado las manos y ha abandonado a la tripulación española a su suerte.
Moratinos quizás no ha estado muy atinado en otras ocasiones, sin embargo, creo yo que es un diplomático con gran experiencia y que sabe lo que lleva entre manos y en este caso, con la turbia reputación de quienes habían contratado los servicios de Gir-Jet, no podía meter la pata obviando que podía tratarse de un asunto que tenía pinta de volverse en su contra.



No hay que olvidar, que el objeto del viaje a El Chad, era traer niños huérfanos para ser acogidos por familias europeas. Luego ha resultado que los niños no eran tan huérfanos y tampoco estaban tan heridos ni tan enfermos cómo pretendían los “salvaniños” de L´Arche de Noé.




Intuyo que paralelamente a las pesquisas para averiguar que se cocía verdaderamente en esta operación, el Gobierno trató con Sarkosy para que este mediara en la resolución del problema.



La actuación de Sarkosy me plantea un dilema. No sé si aplaudir o vomitar. Los golpes de efecto de este hombre empeñado en restablecer la grandeur francesa, me producen sarpullidos varios. La “mis en scene” es del todo esperpéntica, megalómana.



Me pregunto: ¿qué le ha dado Sarkosy al máximo responsable político chadiano? ¿armas? ¿dinero? ¿entradas para Disneywold París?
El Chad es conocido como el país africano más corrupto. Con esta situación social y política, cabe pensar cualquier cosa. Todo es posible.
Conste que me alegro mucho de que las azafatas volvieran sanas y salvas con el avión presidencial francés y espero que en breve el resto de la tripulación regrese sin más problemas (esto debe de estar pactado), sin embargo quiero insistir en que los golpes efectistas de Sarkosy y otros parecidos a él no me gustan. Aunque los fines que se persiguen sean muy nobles, los medios no lo son.



Somos incapaces de hacer que tome cuerpo la necesidad de tener un Tribunal Penal Internacional, nos acordamos de él cuando procesan a los criminales de guerra de la antigua Yugoslavia, sin embargo, para resolver temas como el que nos ocupa, y que pueden estar relacionados con el tráfico de niños, preferimos que cualquier político con mando en plaza en este mundo globalizado para lo bueno y para lo malo, haga valer su “don de gentes” y nos solucione el problema.



Estos niños a los que se caracteriza de enfermos o herídos, son otro asunto que no nos compete y pasan a un segundo plano. El primero lo ocupa Sarkosy, claro.

1 comentario:

manuel allue dijo...

Pues eso, Desperatferro, que el domingo yo también vomité un poco y aplaudí otro poco. Aplaudí con vergüenza y vomité a escondidas, como debe ser.

Cuando el telenoticias o telediario o como quieran llamarle terminó, con una mísica que no logro recordar pero con la estampa de la azafata abrazando largamente, en cámara lenta, a su madre en Getafe pensé que los realizadores de televisión han aprendido mucho. De las peores (de las más temibles) películas norteamericanas, del guión mal leído de U.S. Force y de la madre que les parió, tú lo has dicho. Pensé también en los niños de los que hasta hoy, martes, no se ha dicho ni una palabra. Todo esto, Narcís, me pone malo. Prefiero hablar de acelgas y de entrecôts.