miércoles, 4 de julio de 2007

FIN DE CURSO


El presidente de vacaciones en La Mancha



Con el debate sobre el “estado de la nación” podemos dar por finalizado este curso político. En este debate se ha puesto de manifiesto una vez mas, que la derecha política no está por la labor de buscar puntos de encuentro para cristalizar algún tipo de unidad con el gobierno frente al terrorismo de ETA.
Por activa y por pasiva manifiestan su verdadera vocación: desgastar al Gobierno legítimo de Rodríguez Zapatero.
En el debate que hoy ha finalizado, la derecha ha escenificado una vez más un panorama apocalíptico que según ellos se cierne sobre España: terrorismo, complicidad con la banda, manejos desde al oficina económica del gobierno, intervencionismo a favor de quién sabe, la nueva asignatura de educación para la ciudadanía, la inmigración ilegal y un largo etcétera de mentiras que a base se repetirlas se las creen incluso ellos.
Desde el atril Rajoy ha llegado a acusar al presidente de engañar a la ciudadanía con el envío de tropas al Líbano y también de ser el responsable de las muertes de los soldados.
Ha quedado claro que la intervención española en aquel país, se lleva a cabo bajo el paraguas de Naciones Unidas como fuerza armada de interposición. Aunque esta misión era y sigue siendo arriesgada, no suponía como ha dicho Rajoy, una intervención en un conflicto bélico, en una guerra. La guerra ya terminó y lo que tiene encomendado nuestra fuerza es mantener la paz.

El Presidente en su discurso ha sido capaz de abandonar su conocido papel de “bambi”, ha sido capaz de endurecer el gesto y fruncir el ceño, mostrando que él también es capaz de devolver las emponzoñadas saetas que le lanzan desde los bancos del PP.
Rodríguez Zapatero ha pintado una realidad del país que roza lo idílico, si bien es cierto que su política en materia de derechos civiles y de estado de bienestar ha dado pasos importantes que hay que reconocer. Sin embargo en este país todavía hay gentes que lo pasan muy mal.
El elevado endeudamiento que deben asumir las familias para acceder a una vivienda de propiedad lleva a pensar que ante la progresiva subida de los tipos de interés, va a poner en apuros las ya débiles economías familiares y presumo que a estas alturas el porcentaje de créditos impagados comienza a ser importante. Este es un tema que habrá de merecer la atención del gobierno por tratarse de un fenómeno que afecta a un elevado número de ciudadanos. Esta situación tiene su origen en el escaso porcentaje de vivienda protegida, la escasa tendencia o rechazo a la vivienda de alquiler y a que tampoco desde la administración se ha apostado por la opción de alquiler asumible frente a hipoteca a treinta o cuarenta años con el riesgo de ver como varían al alza los intereses mermando la capacidad de gasto de las familias.

La bonanza económica de estos años no está repercutiendo como sería de desear en los salarios, que ven mermado su poder adquisitivo frente a unos beneficios empresariales desbocados.
Existe demasiado empleo precario en España y por mucho que se empeñe el Ministro Caldera en decir lo contrario esta tendencia no tiende a remitir.
Este Gobierno ha trabajado para reducir la pobreza, es cierto, pero no ha hecho todo lo que podía para combatir la pobreza y la exclusión social a la que se ven abocados muchos ciudadanos. No es de recibo presumir de ser la octava potencia económica mundial y ver como crece la pobreza en la puerta de nuestra casa.
La Ley de dependencia es un logro innegable, que vendrá a paliar las malas condiciones en que viven las personas dependientes y sus cuidadores, este es un hecho innegable, sin embargo no nos durmamos en los laureles. Estamos a bastante distancia de otros países de nuestro entorno en materia de bienestar social.

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