martes, 24 de julio de 2007

LLEI DE REFORMA DEL ICS (II)

El rostro de la Consellera Geli refleja la satisfacción que siente por la aprobación de la ley .


En un anterior artículo en que mostraba mi incredulidad ante lo que promete la llei de reforma del ICS, ponía de manifiesto mis desconfianzas hacia la capacidad y voluntad de esa casta de “gestores” que cantan las excelencias de esa ley. Reitero y renuevo mi desconfianza hacia esa gente. No se puede esperar nada nuevo ni bueno de quienes han estado paralizados pudiendo estar en movimiento.
Se “vende “esta ley con un marketing que atufa. Da la impresión ante lo que se nos dice, que la única finalidad es competir con el resto de empresas sanitarias.
Lo siguiente será cotizar en bolsa. No se habla en cambio de la relación existente entre los hospitales comarcales (XHUP) que vienen manteniendo una relación parasitaria con respecto a los hospitales de tercer nivel. Para quienes no están metidos en el ambiente sanitario, aclaro que cuando digo relación parasitaria quiero decir mejorar resultados a costa de otro y este otro son los hospitales de tercer nivel que deben admitir todas las patologías que no quiera asumir un hospital de nivel inferior. No es de recibo, que un ciudadano pueda recibir tres tipos o calidades de atención dependiendo de la hora en que se ponga enfermo.
Estos centros mantienen en funcionamiento de 8 a 15 horas unos servicios y a partir de esa hora el paciente es trasladado a un centro de mayor nivel. Estas prácticas son muy competitivas, sobre todo para quien cuadra las cuentas echando mano de ambulancia y dando el cerrojazo a la prestación de determinados servicios cuando dan las 15 horas.
Esta empresa pública en que se va a convertir el ICS, lo tiene bastante crudo si no se mete mano previamente a estos habilidosos gestores que con dinero público hacen maravillas para mejorar sus cuentas de resultados, anteponiendo la gestión empresarial pura y dura a su verdadero cometido, omitiendo los compromisos que tienen firmados como “entitat proveidora”.

Echo en falta también, alguna referencia a como debe ser un hospital del siglo XXI. La innovación tecnológica es merecedora a mí entender de un especial interés. Aunque quizás los sesudos gestores habrán pensado en ello, quiero hacer algún comentario al respecto.
Soy de la opinión de que las nuevas tecnologías llevadas al terreno de la salud, marcan un punto de inflexión en las arraigadas concepciones de lo que es un hospital. Su paulatina irrupción ha cambiado de alguna forma el acto diagnóstico-terapéutico, estableciendo una relación a tres entre paciente-tecnología-médico. La irrupción de este paradigma ha cambiado las relaciones de manera sustancial aunque el objeto y el sentido sustancial de la relación paciente-médico-sanitarios tengan la misma finalidad.

Hay que repensar el hospital, dotarlo nuevos medios técnicos incorporando los de última generación. Deberán tomar especial protagonismo las unidades multidisciplinares altamente especializadas que sean capaces de llevar a cabo tratamientos que hasta hace poco requerían el empleo de medios altamente especializados y costosos (quirófano-UCI-banco de sangre-hospitalización) y que en la actualidad se pueden realizar prácticamente de forma ambulatoria.

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