martes, 26 de febrero de 2008

UN TIBURÓN LLAMADO PIZARRO


El nuevo fichaje del PP para ocupar la cartera de economía en el caso de que ganaran las elecciones ha salido mal parado en el debate televisivo que mantuvo con el actual responsable de esta cartera Pedro Solbes. Quizá creía que con una fuerte dosis de palabrería hueca sería capaz de engatusar a los espectadores.


La derecha siempre dice que bajará impuestos, promete recetas mágicas para solucionar los agobios de las economías modestas, que siempre acaban por empeorar la situación de los menos favorecidos y mejorar ostensiblemente a los que se hinchan a ganar dinero.


Esto ya quedó claro en las legislaturas en que gobernó el PP. Todos recordamos los regalos en efectivo por el parón nuclear, la venta de Telefónica al compañero de pupitre de Aznar etcétera...


Los tiburones de las finanzas que se han enriquecido a la sombra del poder, haciendo uso y abuso de las amistades y la información privilegiada no deberían tener ningún crédito cuando exponen recetas mágicas, que suelen resumirse en: ingresar menos, sacar más y que todavía quede algo.


Pizarro dijo que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de quién lo tiene, que si el dinero lo tiene el Estado merced a la recaudación de impuestos, este lo funde, lo derrocha.


Habría que ver cuanto dura en el bolsillo de un trabajador o un recién licenciado el exiguo salario mensual.


No habla sin embargo Pizarro de las veces que este Estado que tan mala fama tiene, ha tenido que desembolsar muchos millones para tapar los agujeros económicos ocasionados por tiburones sin escrúpulos que se han embarcado en proyectos poco claros y que han llevado a la ruina a sociedades mercantiles y a entidades bancarias, ocasionando pérdidas millonarias a los accionistas. Cada vez que se producen expolios de este tipo, todos miran hacia el Estado para que se haga cargo. Después ya le daremos una patada, que casi siempre acaba en el trasero de los contribuyentes que tienen una nómina. No puedo dejar de acordarme de Gescartera , Banesto, Banca Catalana y Rumasa. El último caso más escandaloso ha sido Afinsa.


A Pizarro no le extraña el hecho de que los Bancos centrales tengan que poner miles de millones de euros y dólares para tapar los desastrosos resultados de operaciones temerarias o dolosas que ponen en grave riesgo el dinero de sus clientes y al propio sistema financiero.


Lo que en realidad dilapida es la opacidad en las operaciones, el fraude fiscal y los paraísos fiscales. Me gustaría que aunque sólo fuera por una vez, el Sr. Pizarro o algún otro personaje hablara un poco de esto.


Menos impuestos quiere decir más dinero para unos pocos y menos servicios públicos para la mayoría y en la práctica la privatización de lo público: enseñanza, sanidad etc.


En el caso de que las clases asalariadas se vieran con más dinero en el bolsillo merced a una rebaja fiscal, este dinero sería insuficiente para sufragar los gastos de lo que el Estado dejaría de sufragar en el caso de que la derecha volviera al gobierno.


Las desigualdades han aumentado en España, se ha agrandado la brecha entre los niveles de ingresos más elevados y los de inferior nivel. Dicho de otra manera: los aumentos en los precios experimentados en los productos básicos, como vivienda, alimentación y transportes, unido a la precariedad en el empleo, hace que muchos vean el futuro un poco incierto.


Las cosas son así y no se pueden enmascarar o camuflar con datos estadísticos y simular una situación llena de alegría.


No quiero imaginar lo que sucedería si el Sr. Pizarro tuviera carta blanca para aplicar las recetas mágicas del programa económico del PP.


Como bien dice un amigo mío, en estas elecciones muchos no votaremos, en el acto de introducir la papeleta en la urna utilizaremos el presente de indicativo en primera persona del verbo votar con un prefijo: la preposición contra. Sin pretenderlo hemos acuñado un nuevo vocablo, un verbo, el verbo contravotar.


El significado de este verbo es múltiple y va cargado de simbología, precaución y una cierta mala leche y no es ni más ni menos que el que sigue: voto a estos (los sociatas) para que no salgan los otros (PP).


Lo que no hay que hacer de ninguna de las maneras es inhibirse, no votar. Esto alimenta a la derecha. Si no votamos, luego que no venga nadie lamentándose.

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