domingo, 20 de abril de 2008

EL AGUA, ¿MOTIVO DE CONFRONTACIÓN?



Al fin se ha impuesto la cordura y el tema de la transfusión, trasvase, cesión o como demonios se le quiera llamar ha quedado resuelto y Barcelona no pasará sed.


La historia de las diferentes vicisitudes por las que ha pasado la solución del problema de abastecimiento de agua que padece Barcelona y su área metropolitana, es la historia de un despropósito, el sistema mejor y más depurado de rizar el rizo, de forzar la semántica y de mostrar la torpeza y falta de nivel de muchos políticos, figurando en primera línea el Conseller Francesc Baltasar.

Este responsable político, propuso como solución el trasvase de aguas del río Segre, esto es conocido por todos, lo que quizás se ignora , es que la cuenca del Segre no es competencia de la Generalitat y que por lo tanto poco podía disponer la Consellería del ramo de estos caudales.

Algo no menos importante: Si el gobierno ejerce una competencia, lo hace para bien o para mal, con todas las consecuencias y no puede quedar en evidencia ante el resto de Comunidades ante un tema que con la sequía hace que sea contemplado con mucha sensibilidad, teniendo además en cuenta, que los que se vieron afectados por la derogación de la ley que permitía el trasvase de aguas del río Ebro para satisfacer las necesidades de los proyectos especulativos de la costa levantina.

El gobierno no podía hacer otra cosa que lo que ha hecho, aunque dejara en evidencia la incompetencia de los responsables políticos de la Generalitat.

La solución a este problema de falta de suministro para Barcelona no tenía que haber levantado tanta polvareda. Las propuestas para solucionar los problemas aunque por una vez sean sensatas deben ser analizadas en los despachos y sopesadas antes de hacer declaraciones a la prensa. Siempre se está a tiempo de meter la pata y cuanto más tarde se haga, mejor.

En otro orden de cosas, esta problemática ha puesto de manifiesto que a parte de los intereses políticos que hacen un uso interesado y victimista de las soluciones que adopta el gobierno, se pone de relieve que existe con el tema del agua una clara tendencia a caer en un localismo que enfrenta a los territorios y no precisamente a las comunidades.

Hemos visto como afloraban reacciones en Girona con respecto a los caudales del río Ter, que abastece una parte de las necesidades de Barcelona, asimismo, los agricultores de Lleida, se han opuesto al trasvase propuesto por el Conseller Baltasar.

No entraré en el viejo y cansino debate que abanderan los presidentes de algunas comunidades autónomas, ya que en la mayoría de los casos carecen de rigor, credibilidad y son meros instrumentos de confrontación y desgaste políticos.

Sin embargo, ante una situación prolongada de sequía que pueda poner en serio peligro el abastecimiento en algunas zonas, quién corresponda, y me atrevo a decir que en primer lugar el Gobierno de España y todas la CC.AA, deben sentarse y trazar planes de necesidades reales, y buscar las soluciones más adecuadas para cada zona, en un marco de lealtad y voluntad de cooperación que aleje del debate político las tentaciones de utilizar un tema tan sensible y delicado como el agua.

Si realmente estamos en un periodo de sequía prolongado que se ve agravado por la poca regularidad de las precipitaciones, propia de nuestro clima, habrá que plantearse seriamente la utilización racional del agua, dejando de lado proyectos poco o nada sostenibles en zonas con propensión a la sequía, como son los campos de golf, o los proyectos lúdico especulativos que necesitan grandes aportes de recursos hídricos que irremediablemente se detraen de las menguadas reservas y que son necesarios para garantizar las necesidades de las personas.

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