domingo, 17 de junio de 2007

LA MENOS SAGRADA FAMILIA


Las obras de la SF cuando Gaudí fumaba

Don Antonio Gaudí era una persona tan discreta como meapilas sin nombrar sus innegables cualidades como arquitecto innovador. Fue polémico y sin duda tenía muchos detractores por lo rompedor de su obra.
Don Antoni se burló de todos nosotros dejándonos un marrón de considerables dimensiones. Como no podría ser de otra manera me refiero al templo de la Sagrada Familia.
Con no pocas vicisitudes el maestro Gaudí convenció a propios y extraños para levantar el dichoso templo expiatorio. Un tranvía que no respetó el delirio mariano del maestro acabó de complicar el problema: El templo quedó inacabado.
En este país nuestro tan propenso a las obras póstumas, no faltaron con el tiempo quienes decidieran continuar la titánica obra interpretando a su albedrío lo que albergaba la sesera del maestro. Es cierto que había planos y maquetas pero el proyecto no estaba definido, lo que dio lugar a que se apuntaran varias “figuras” a erigirse en intérpretes de lo que había en la materia gris de Don Antoni.

Tengo vagos recuerdos de campañas ciudadanas encaminadas a recaudar fondos para retomar el proyecto. Desconozco si dieron el resultado esperado pero en aquellos tiempos los bolsillos de los barceloneses no estaban para muchos dispendios. Intuyo que las campañas estaban más dirigidas a movilizar al personal y crear tejido social para dar espesor y cobertura a movimientos catalanistas. Con frecuencia se olvida lo difíciles que eran aquellos tiempos para reunirse y plantear cuestiones que pudieran resultar “sospechosas” a las autoridades franquistas.

No creo que las aportaciones populares dieran de si lo suficiente como para levantar muchas columnas, lo que si se consiguió fue crear una opinión más o menos favorable a la continuación del proyecto gaudiniano.
Con el paso del tiempo Barcelona se ha puesto de moda. Las Olimpiadas del año 92 dieron proyección universal a Barcelona y con ello la masiva llegada de turistas de todas partes del mundo mundial, al que incluyo a esos inefables seres amarillos, bajitos y con una cámara fotográfica colgada del pescuezo.
El turismo que visita el templo (4 millones), dejan la nada despreciable cifra de 18 millones de euros a los que hay que sumar 5 en concepto de venta de recuerdos, estampas, escapularios, camafeos y uñas del pié derecho del Don Antoni. Ni que decir tiene que de esos 23 millones la Iglesia no paga un duro en concepto de impuestos.

Las obras de la SF, están gestionadas por la Junta de obras del patronato de la SF que preside Joan Rigol, destacado miembro de Unió Democrática de Catalunya, expresidente del Parlament, exconseller i alguna cosilla más. El patronato cuenta además con destacados miembros del Opus dei.
Esta junta ha tenido continuos roces con el Ajuntament de Barcelona, el último y más importante, por la oposición de la Junta al paso de la línea del AVE por las inmediaciones del templo. Hay que recordar que las vías del AVE son subterráneas y discurren según el proyecto, a 45 metros por debajo del templo.

Detrás de todo este movimiento opositor que pretende que las vías del AVE vayan por el litoral, hay intereses urbanísticos.
La oposición al actual recorrido del AVE es un chantaje del arzobispado y la junta del patronato para que el Ayuntamiento acepte el proyecto de remodelación urbanística del barrio de Sagrada Familia.
Este proyecto comportaría la destrucción de cientos de viviendas (una manzana) con el fin de abrir un paseo central ante la fachada del Pòrtic de la Glòria para la contemplación panorámica de la obra del templo. Este paseo central debería medir 300 metros de largo por 60 de ancho. Ahí es nada.
Según dicen esto forma parte de la idea de Gaudí que proyectó en 1916, cuando no había construcciones alrededor del templo. Curiosamente hasta hace poco tiempo, no se había hablado de este proyecto de paseo central y se desempolva del baúl cuando se puede utilizar como arma negociadora frente el poder político.

El templo de la SF, se ha convertido en un negocio redondo para la Iglesia y los devotos de Gaudí y cuanta más polémica genere mejor para ellos. Espero que el poder político sepa estas en su sitio y no haga concesiones a la caspa (sector sotana); habrá que estar al tanto no sea que por una cuestión de mantener la “buena relación “haya otras concesiones, y no me refiero a cambios en el trazado del AVE que ya va viento en popa.


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