miércoles, 20 de junio de 2007

PRELUDIOS DE SANGRE EN CiU


Algo pasa en Convergència i Unió. La moral está baja después del resultado de las elecciones municipales. Si antes pintaban poco, ahora pintan un poquito menos y para algunos esto supone un grave retroceso del que hay que buscar culpables a toda costa. Es preciso poner nombres y apellidos a la situación actual de esta federación.
Han perdido la alcaldía de Tarragona que era la única capital catalana que gobernaban con la ayuda del PP. Por las comarcas ni fu ni fa. El resultado no ha sido como para tirar cohetes.

Empiezan a correr las navajas en la federación. Se piden responsables a quienes cortar el cuello o lo que ven más a mano.
Si esta federación nunca ha sido un camino de rosas ahora lo es menos y a Durán Lleida le brilla más la calvorota y los colmillos.
En el seno de Convergència se cree (se ha creído siempre), que Unió tiene excesivo peso y que Duran es insaciable.

El fondo de la cuestión es que Convergència pinta muy poco en la política catalana y su líder Artur Mas está que trina al contemplar que Duran se mueve por Madrid como pez en el agua codeándose con el poder de verdad, ese poder de cenáculos, pasillos y negociaciones de pactos, apoyos y contrapartidas.
A nadie se le escapa que Artur Mas es de un perfil político bastante más bajo que Duran Lleida.
Convergència no ve con buenos ojos que Duran encabece la lista para las elecciones legislativas del próximo año. Eso sería otorgar y refrendar una vez más el papel preponderante de Duran en temas de política española.
Artur Mas sentado en su escaño piensa en lo bien que se lo pasa Duran en Madrid y lo duro, aburrido y estéril de su papel en la política de oposición.

Por poco bien que el Govern de Catalunya haga las cosas CiU continuará padeciendo los rigores del clima que se padece estando en la oposición. Hasta ahora y a juzgar por los resultados de las últimas elecciones al Parlament, su ascenso se debió más a lo mal que lo hizo el “Tripartit” que a las propuestas que hacían.

Estos días se ha hablado incluso de la posible ruptura de la federación. No creo que se llegue a crear este escenario ya que si hacen cuentas el resultado de este divorcio representaría la desaparición del centro derecha nacionalista en Catalunya y por mucho que se odien no creo que se quieran arriesgar a tensar tanto la cuerda y dilapidar un espacio político que quién sabe por que fuerza sería ocupado.
Una vez más las navajas se guardarán en el bolsillo y se firmará la paz, para ello está Jordi Pujol que vela por la conllevancia de esa extraña pareja.

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