miércoles, 18 de abril de 2007

JUEZ CARCA



Juez vallisoletano


Algunos jueces, se hacen famosos por unas cosas y otros por otras bien distintas. Hay de todo el la viña del Señor. Hay jueces que se pirran por salir en las páginas del papel cuché, en los informativos o en los periódicos. Existe otra estirpe que se muestra ajena a la realidad del mundo en que vive y hace un uso sesgado, subjetivo y parcial de las leyes.

Quiero hacer referencia al caso del juez de Valladolid que entiende sobre casos de violencia doméstica. Este juez, ha desestimado una denuncia presentada por una mujer, en la que esta aducía maltrato psicológico por parte de su marido.
Las razones que han hecho acordar al juez la no aceptación de la denuncia, ha sido tan peregrina como sorprendente. El elevado nivel de estudios de la demandante, según el juez, hace inverosímil el motivo de demanda, pues considera su señoría, que una persona con el elevado nivel intelectual y de conocimientos, (profesora de instituto) no aguanta 16 años un trato humillante o vejatorio. Hay que aclarar que el marido de la denunciante es profesor universitario, lo que no le exime de ser un mal bicho.
La demandante en la denuncia, expone que era humillada constantemente por su pareja, que le reprochaba que ella tuviera un sueldo inferior, que le obligaba a entregarle los tikets de compra del supermercado, que le hacía pagar un alquiler por habitar la casa común…..

Los neófitos en temas jurídicos, reemplazamos este desconocimiento con lo que hemos conocido, visto y oído además de una cierta dosis de sentido común. No se entiende que se dé carpetazo a una denuncia sin investigar un poco, sin pedir una prueba pericial del estado psicológico de la demandante.

El maltrato psicológico lo ejercen personas cobardes e inseguras con un elevado grado de narcisismo, que se reafirman cosificando al otro aunque para ello tengan que humillarle. Ejercen una especie de vampirismo psíquico que desestabiliza a la víctima sólo con oír que pone la llave en la cerradura. Consecuencia de ello es la baja autoestima y sentimiento de culpa que le hace cuestionarse constantemente. Estas víctimas padecen depresión y no es raro que se suiciden.
El estado permanente de ansiedad y miedo en que viven estas personas, amén de la dependencia psíquica, motiva que tarden mucho tiempo en intentar poner remedio a su situación.
Esta suerte de maltrato, no provoca hematomas ni heridas externas, pero afecta de forma grave la personalidad de la víctima y solo con el alejamiento y un largo tratamiento, esta persona puede recuperar una cierta normalidad.

Se me hace difícil adjetivar la conducta de este servidor público que ha actuado tan irresponsablemente en un tema de rabiosa actualidad y de elevada sensibilización social. No se extrañe pues señoría si mañana las mujeres y algunos hombres, piden su cabeza.

No deberíamos caer en la fácil explicación de la falta de preparación de los jueces que entienden en temas de violencia de género. Lo que ha sucedido y seguirá sucediendo por desgracia es pura y simplemente falta de sensibilidad y no creer en lo que se está haciendo, situándose por encima del resto de los humanos a los que en realidad debe servir.

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